
Con el montaje “Padre” del Teatro La María se reactivan las funciones de la Sala de Arte Escénico de la Universidad de Playa Ancha. La obra dirigida por Alexis Moreno e interpretada por Tamara Acosta, Jorge Arecheta y Alexandra Von Hummel se presentará los días 15, 16, 17 y 18 de diciembre, a las 20.00 horas.
En «Padre» de August Strindberg, la incertidumbre genera la debacle familiar, una violenta lucha sicológica entre el género masculino y femenino; aspectos que son analizados a continuación por la actriz, docente y codirectora del Teatro La María, Alexandra Von Hummel.
Strindberg vive entre 1849 y 1912. Escribe Padre en 1887. Su figura genera diversas posiciones y su caso es estudiado en libros que tratan sobre esquizofrenia, paranoia y delirios de persecución. En Strindberg, su ser esquizofrénico determina la realidad; para él no hay realidad sino instantes de real. Su obra se sitúa en los contornos de un paradigma. Su trabajo transita por varias corrientes: naturalismo, realismo, expresionismo. También se lo considera precursor de las vanguardias, precursor del teatro de la crueldad y del teatro del absurdo.
Se dice que Strindberg escribe Padre como respuesta a Casa de muñecas de Ibsen. Padre como reflejo distorsionado del drama de estructura perfecta de Ibsen. Padre presenta a la mujer como la causante fatal de las desgracias del hombre. Para Strindberg, su Laura (protagonista femenina de Padre) es la contraparte de Nora Helmer, heroína de Ibsen.
Famosas son las discusiones entre ambos autores. Strindberg, quien admiraba a Ibsen en sus inicios termina odiándolo, e insistía en definirse a sí mismo en oposición a éste. Por su parte, Ibsen tenía un retrato de Strindberg en una de las paredes de su casa y señalaba, “no puedo escribir una línea sin que este loco fije la mirada en mí con sus ojos de loco”. Pero, ¿dónde se encuentran Ibsen y Strindberg en sus autorías? En su actitud artística fundamental. Ambos son autores esencialmente autobiográficos, que exorcizan sus furias mediante la dramatización de sus conflictos espirituales; ambos están sujetos a un poderoso dualismo que determina la dirección cambiante de sus temas y formas, y ambos se sienten atraídos por los aspectos más elementales de la naturaleza humana. Pero, sobre todo, ambos son rebeldes pasionales, cuyo arte es la expresión cabal de su rebelión.
Padre se erige como una “tragedia doméstica” que evidencia un tema transversal en la autoría de Strindberg: la crueldad como elemento inherente al matrimonio. La ficción que Strindberg desata en Padre genera un paisaje tremendo,espeso, condensado. Pone en el centro del relato la institución matrimonial y nos presenta un texto donde la sensación de incertezagenera el desastre, incerteza que no podemos dejar de leer también en relación a un siglo que termina. Strindberg presenta en esta obra un personaje de ambigua virilidad, y como casi todos los personajes que crea durante su período naturalista, desplaza al protagonista (Padre), desde una posición de agresividad a una de impotencia. El padre procura educar a su hija en estricta coincidencia con sus puntos de vista personales de modo tal que, cuando muera, deje un trozo de sí mismo sobre este mundo…
…Padre es un texto denso, viscoso, paranoico, autobiográfico, que no podemos leer sin relacionarlo con su autor, su época y su contexto, y al mismo tiempo desde nosotros y nuestro contexto.
Existe una distancia que debemos tejer. Distancia entre un siglo y otro. Distancia también entre el material textual y su puesta en escena. La acción del arte es la de tejer distancias críticamente, poner en relación lógicas, ficciones, imágenes heterogéneas. Asociar. Unir distancias o recrearlas para desatar un material. Debemos poner en relación texto y contexto, pues leer es traducir.
Todo texto porta un contexto, y tanto uno como otro se constituyen como límites o cotas. Sin embargo el hecho escénico superpone contextos, el del autor, el de la ficción presente en la dramaturgia, el de los teatristas, el de los espectadores.
Me parece habitar hoy un contexto histórico borroso, un instante que contiene a otro, uno a venir. Entre el presente y lo inminente. Entre un paradigma y otro. Es desde este presente que nos preguntamos: cómo dar cuenta de lo que creemos es el espíritu de la obra, cómo poner en escena la tonelada de incerteza que acosa al Capitán. Cómo resituar la duda sobre la paternidad (duda, que sería hoy despejada con un examen de ADN). En Padre, optamos por permitir la tensión que genera la distancia entre el material textual y su puesta en escena y su contextualización, siempre en pos de generar el paisaje que mejor traduzca aquélla inquietante tracción que genera la violenta emergencia de lo incierto.
Las entradas tienen un valor de $3.000 público general y $2.000 estudiantes y tercera edad. Domingo Popular: $ 2.000.