«Los acontecimientos de Chile 2011 se enmarcan en procesos de cambio de época, de cambios de paradigmas, de visiones y percepciones de la realidad que tienen grandes grupos humanos respecto de los problemas que enfrenta el mundo en esta etapa de su evolución y que, también, son fuente de sueños y utopías, a veces un tanto desorganizadas, no sistematizadas, pero profundamente movilizadoras.
«En este ámbito podría contextualizarse el movimiento social en defensa de una educación pública de calidad y con equidad, reclamo que desde las universidades y desde los actores de la educación llevaba tres décadas.
«Este conflicto social, con ciudadanos empoderados y mucho más informados, ha remecido al país y hace más de dos meses que la noticia de todos los días está centrada en la educación, en especial en la educación pública y el rol que al Estado le corresponde en esta materia. El pasado cometió errores. Si bien se quintuplicó la cobertura universitaria en muy poco tiempo, ésta era financiada por los estudiantes y sus familias en un porcentaje inédito en el mundo, esto es, sobre el 80 por ciento.
«Chile es el segundo país más segregado en educación, uno de los Estados que menos contribuye a su financiamiento y uno de los que más hace gastar a la familia en la educación de sus hijos. Cuando estas contradicciones llegan a su límite y cuando el sistema político e institucional no reacciona a tiempo, se produce ese clamor general y espontáneo que es el que ocurre en estos días en el país.
«Este fenómeno, inédito en nuestras latitudes, nos revela otros problemas y uno de ellos es la incapacidad del sistema institucional para atender estos problemas y para rectificar la pésima distribución de la riqueza en Chile. La igualdad de oportunidades que se proclama no se cumple y no se sabe de quién es la responsabilidad de velar por el bien común. Muchos años hablando negativamente del Estado y lo estatal le ha hecho mal a Chile.
«Por lo anterior es que en las universidades del Consejo de Rectores hemos defendido la educación pública procurando que se distancie a nuestras universidades del Estado de los vaivenes del mercado y del corto plazo que, en este ámbito, desvía y dificulta nuestras misiones superiores, porque el conocimiento, su creación, difusión y aplicación, deben tener miradas largas y basarse en la libertad de pensar, crear e innovar, independizándose de condicionantes que pueden distorsionar aquello para lo cual existimos.
«Tenemos convicción de que en esta labor trascendente el Estado debe jugar un rol principal, activo, directo, sin desconocer que la provisión en educación superior es mixta y seguirá siendo así, pero con mucho más regulación.
«Tenemos esperanza en Chile y en esta generación que ha puesto sobre la mesa temas tan cruciales. Creemos que el país sabrá resolver con inteligencia este tránsito histórico y que todos sabremos estar a la altura de este nuevo tiempo que aspiramos sea más ético y más responsable con el futuro y capaz de ponerse al servicio de un verdadero desarrollo humano».
Patricio Sanhueza Vivanco
Rector
Universidad de Playa Ancha
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