Al rescate de la conciencia cultural de nuestro entorno

La profesora María Teresa Devia Lubet es académica del Departamento de Artes Musicales de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha y dirige el Fondo de las Artes y Asuntos Patrimoniales de la UPLA, encargado de preservar, conservar y difundir aspectos ligados al patrimonio tangible e intangible y que a la fecha cuenta con más de 13 mil obras en grabado, escultura, pintura, cerámica y matrices.

Su campo de investigación es el patrimonio cultural inmaterial, área que según la  también académica del Magíster en Patrimonio de la UPLA, “está muy poco abordada a nivel regional y nacional desde un punto de vista profesional. Por ejemplo, basta preguntarse cuánto se ha hecho en materia investigativa en cuanto a prácticas sociales y uso de espacios culturales, en arquitectura simbólica cultural anidada en los grupos humanos de base, esto es, expresiones musicales, gastronomía, medicina tradicional, reparaciones artesanales u otras prácticas, como los rituales, las ceremonias religiosas populares”.

¿Cuáles han sido las áreas de trabajo, las prácticas sociales que ha investigado últimamente a propósito de lo patrimonial?

«Estamos desde hace un par de años siguiendo audiovisualmente el tema de la religiosidad popular en la Provincia de Petorca junto al profesor de la carrera de periodismo, Luis Costa, analizando localidades tales como Petorca, Cabildo, La Ligua, Valle Hermoso, Hierro Viejo, San Lorenzo y La Palmilla.

«En dichos lugares, se da el fenómeno de veneración de vírgenes, de patronas de mineros y campesinos que han sido celebradas, en algunos lugares, hasta por más de cien años sin interrupción.

«Hemos rescatado aspectos como la función social y la labor cultural de estas fiestas de la comunidad, el sentido de la festividad para quienes están involucrados con la difusión e inclusive con el comercio ligado a las fechas y lugares donde éstas se realizan.

«Música y danza son componentes fundamentales de dichos eventos que fueron estudiados en conjunto con la ornamentación que los mismos vecinos realizan de las calles de su ciudad para ver pasar a su patrona. Eso definitivamente da lugar a un análisis desde la estética, desde la conservación de tales actividades».

¿Cómo ha sido percibido este trabajo en las localidades donde se ha realizado registro?

«Primero, cabe señalar que para los habitantes de los lugares estudiados es algo cotidiano esto de las celebraciones religiosas, por lo que  aparentemente no se dan cuenta de lo grande que es el movimiento provocado en torno a ello.

«Luego de haber trabajado por largos meses en recorrer los lugares, lo que estamos haciendo por este entonces es ir devolviendo parte de la mirada que nosotros tuvimos de su quehacer. Ejemplo de aquello es lo que se vivió en Petorca a mediados del año pasado, cuando nos recibió el alcalde Gustavo Valdenegro y un grupo de personas que suelen participar de la festividad para indicarnos que, a propósito de la investigación realizada, se decidió en Concejo Municipal decretar la fiesta como Patrimonio Cultural y Material de la comuna.

«A este anuncio pronto se sumarían los de Chincolco y Hierro Viejo y ya se nos han acercado personas de la Municipalidad de Cabildo interesadas en repetir la iniciativa de la comunidad petorquina para proteger la festividad de la potencial turistificación que pueda irse generando a propósito de las más de 3.000 personas que se mueven en las celebraciones.

«En ese sentido, es para nosotros un orgullo, en primer lugar, saber que hay autoridades que están haciendo cosas por el patrimonio y, por otra parte, saber también que hay lugares dentro de nuestra región donde la gente se apodera del pueblo, es decir, no hay institucionalidad que valga –municipalidad, iglesia-, sino que es la organización eficiente de la gente que mueve toda esta tradición».

¿En qué está el actuar del Fondo de las Artes?

«Actualmente estamos extendiendo cada vez más el campo de acción, recopilando ya no sólo elementos ligados a la plástica o al grabado, como se hizo en un principio, sino también piezas escultóricas, obras musicales y audiovisuales y, ligado con aquello, hemos estado recabando relatos de artistas que han colaborado con el Fondo. En ese sentido, nos hemos fijado ya no sólo ser agradecidos receptores de las obras donadas por ellos a la Universidad, sino que también contextualizar, en lo posible, cada pieza con el registro, con la visión de su autor.

«Durante este año, nos hemos dado a la labor de hacer un seguimiento de los grabadores, por ejemplo, charlamos con Carlos Donaire del Taller de Artes Visuales (TAV) de Santiago, con el Premio Nacional de Arte 2008, Guillermo Núñez, y tenemos en carpeta acudir al Taller de Arte Noventa y Nueve, creado por el fallecido Nemesio Antúnez, entre otros, enraizados con el patrimonio contemporáneo nacional de las artes.

«Algo que destacó, por ejemplo Guillermo Núñez fue precisamente esta acción de escuchar a los autores, hablar de su obra. Esta opinión la queremos poner disponible para investigadores, estudiantes, académicos y artistas para apoyar los procesos formativos, reflexivos, de apreciación estético-valórica sin intermediación entre los autores, sus objetos y nuestra mirada.

«Además de ese proceso de registro, estamos estableciendo circuitos de exhibiciones de aquellas obras contenidas en el Fondo. La Sala Viña del Mar, el Instituto Cultural de Las Condes, el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Bellas Artes, han abierto sus puertas para instalarnos este año, el año del Bicentenario, en sus galerías y pasillos.

«Exhibiremos en dichos lugares la Historia del Grabado en Chile, con obras desde 1930 a 2009, en lo que significa más de medio siglo de historia de esta disciplina en el país».

¿Cuál o cuáles son los desafíos que se ha trazado el Fondo de las Artes?

«El desafío más grande que nos hemos trazado tiene que ver con constituir el Museo del Grabado. La idea es instalarlo en la Casona Lautaro Rozas que la Universidad tiene en pleno centro patrimonial de Valparaíso. Para ello, para recabar los recursos necesarios, estamos participando en concursos e iniciativas abiertas desde las distintas áreas del gobierno y del quehacer cultural.

«En ese sentido, creemos que gobierno y privados entienden que Chile no se ha hecho simplemente para producir y exportar manzanas o para pavimentar calles y puentes, sino que tiene conciencia cultural de su imaginario y querrá rescatarlo en este espacio que, pensamos, puede ser una gran instancia para el desarrollo humano, para alimentar el alma, para pavimentar el rumbo del crecimiento personal».

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