Participación: desafío de una ciudadanía patrimonial

Con un lleno total del Salón Zócalo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), se realizó este jueves 28 de mayo el Primer Seminario de Gestión del Patrimonio y Participación Comunitaria que organizó conjuntamente la Universidad de Playa Ancha y la Fundación Patrimonio Nuestro y Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay.

Esta actividad se enmarcó en el Ciclo de Diálogos Universitarios con que la UPLA quiso imprimir su sello particular en la apropiación ciudadana del Día del Patrimonio, en compañía con múltiples entidades que apoyaron su realización.

La iniciativa tuvo como principal fin dar a conocer las diversas experiencias de gestión comunitaria del patrimonio y de la memoria colectiva, desde una doble reflexión crítica, la vinculada a los procesos de participación de la sociedad civil y el despliegue de las políticas públicas en materia patrimonial.

El encuentro contó con el auspicio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y de su Consejo Regional de Valparaíso, y se estructuró en torno a dos mesas de debate: “Experiencias de Participación Comunitaria en defensa del patrimonio” y “Propuestas de Gestión del Patrimonio para la comunidad”.

La primera mesa, moderada por el geógrafo Cristian Palma, evidenció las difíciles condiciones en que se concreta la participación ciudadana para defender las particularidades históricas e identitarias de los barrios, frente a proyectos urbanísticos e inmobiliarios globalizantes, que desdibujan o simplemente ignoran el sentido de la participación ciudadana.

Los expositores Paz Undurraga, de Ciudadanos por Valparaíso; Mario Ferrada, del Proyecto Zona Típica Miraflores Bajo de Viña del Mar; Rosario Carvajal, de la organización de Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay de Santiago; Javier Alfaro, de la Agrupación Barrial Nudo Barón; y, María Quezada, del Comité de Defensa de Valparaíso, expresaron desde sus experiencias las dificultades para que la administración pública entienda y valore las dimensiones intangibles del patrimonio. La aplicación de modelos estandarizados de gestión del patrimonio, sometido a prioridades comerciales y turísticas, dijeron, margina la propia valoración de un patrimonio diversificado, apropiado por la comunidad y que responda a la transmisión de las memorias y dinámicas vitales y cotidianas de cada barrio.

Paralelamente, se trata de entender al patrimonio en el contexto de los derechos socio-culturales: la defensa del paisaje, tanto natural como cultural, la emocionalidad de habitar y apropiarse del barrio o del cerro como un espacio vivencial, de deseos por una mejor calidad de vida, de convivencia, de transmisión de los saberes y creatividad de los vecinos, etc.

Desde esa inspiración más próxima y humanizada, Rosario Carvajal definió el patrimonio como aquel “capital cultural que es resultado de procesos colectivos de construcción social de todo aquello que sentimos como propio”. Sintonizadas con ese mismo propósito, cada una de las experiencias ciudadanas compartidas e incluso replicadas en otros países, expresan la necesidad de valorar y proteger los “lugares y sitios valiosos”, el derecho al paisaje, al anfiteatro para todos que representa Valparaíso (ver: http://www.ciudadanosporvalparaiso.cl/), en fin el espacio público como escenario de expresión, creación y apropiación colectiva.

En la segunda mesa, los expositores Ángel Cabeza, Arqueólogo, ex-Secretario Ejecutivo Consejo de Monumentos Nacionales; Paulina Kaplán, de la Oficina de Gestión Patrimonial de la Municipalidad de Valparaíso; Patricio Arenas, Asesor Urbano del Municipio Sevran de París; José Nordenflycht, Presidente del Comité Chileno de Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) y académico Upla; revisaron desde distintas y contrapuestas perspectivas las políticas de gestión del patrimonio y el grado de articulación con los procesos de participación ciudadana.

A partir del cambio de perspectiva conceptual de un patrimonio considerado como objeto a otro que considera a los sujetos y a su contexto socio-histórico y cultural, se aportaron interesantes reflexiones sobre la diversidad de los bienes culturales, particularmente de los intangibles, como son los paisajes, los sitios sagrados indígenas y aquellos otros vinculados a la vulneración de los Derechos Humanos en nuestro país.

En la actualidad, Chile tiene 100 zonas típicas de protección que involucran a más de un millón de personas que viven y trabajan en ellos. Los principales desafíos para la gestión patrimonial, se manifestó, siguen siendo la sustentabilidad de un patrimonio en beneficio de la gente que lo habita. La regulación de suelos, la planificación urbana, los planes reguladores, los proyectos inmobiliarios, las políticas públicas o el turismo deben estar al servicio de la gente.

En tal sentido, el académico Nordenflycht interrogó retóricamente ¿participación para qué? y agregaríamos ¿para quién? El sentido y alcance de la opinión popular juegan, desde su perspectiva, un rol esencial en la interpretación y apropiación de las decisiones que afectan finalmente a la calidad de vida de ese patrimonio habitado.

Otras tantas reflexiones del público participante coincidieron en la necesidad de potenciar una ciudadanía patrimonial, a través de campañas, procesos de educación, sensibilización y redes de comunicación y colaboración que revitalicen los barrios, resignificando sus tradiciones, festividades, espacios de encuentro, lugares valiosos (comercio, clubes, escuelas, paisajes, etc.) y de creatividad colectivos.

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