La calefacción suele ser el mayor consumo energético en el hogar, lo cual no solo afecta directamente en el presupuesto mensual, sino que también agrava el impacto ambiental en el planeta. Por eso, con la llegada de las temperaturas más bajas, la elección de los artefactos que se van a utilizar para temperar los hogares en el invierno es clave, buscando la forma más segura de calefaccionar, la menos contaminante, la que brinda un calor envolvente, sano y que a la vez nos permite ahorrar energía.
Eva Soto Acevedo, ingeniera civil bioquímica y directora del Departamento de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Playa Ancha, advierte que “lo primero en que debe fijarse una persona a la hora de elegir un equipo es que debe tener certificación la Superintendencia de Electricidad y Combustibles de Chile (SEC). Interesan dos importantes aspectos: tamaño del aparato a usar y la renovación del aire. Además, del número de personas que utilizarán el aparato eléctrico o la estufa, y por ejemplo, si es solo para pies, ahora que están tele-trabajando o tele-estudiando. Debe ser a la medida de la necesidad del grupo familiar. Si son cuatro personas, no es necesario poner una estufa enorme como para un salón, sino que enfocada en el requerimiento energético y en la temperatura de confort que estimen pertinente, sobre todo si la casa o el departamento se percibe como frío, es decir, un poco menos que la temperatura exterior. En dicho caso el aparato eléctrico o la estufa debe entregar una condición tal que, en poco rato, la habitación se perciba tibia, sin provocar sudor ni menos que las paredes se vean y aprecien húmedas”.
Para espacios grandes, como living y pasillo, se recomienda usar estufas de tiro forzado, que entregan idealmente un calor limpio y que emiten los gases fuera de casa. Los calefactores eléctricos, para dormitorio o focalizado en espacios de estudio/trabajo. Todo lo que sea a gas y/o parafina, debe contar con ventilación, por ejemplo en pasillos o a pie de escaleras, donde la misma circulación de personas contribuya al movimiento del aire interior.
Hay diversas alternativas eléctricas ya sea de panel, con aceite, termoventilador o cerámicos. Las más eficientes son de fibra de carbono y cerámica, algunas de las cuales son de 1000 W y calefaccionan hasta 12 m2 (como el gasto de un hervidor en la cocina). También existen placas convectoras con paneles de vidrio templado, chimeneas eléctricas (que se ven con llamas prendidas y brasas) y aparatos eléctricos con sensores de movimiento.
Respecto al uso de calefactores, si es a leña, debo ser seca e idealmente certificado su nivel de humedad. Es importante que se cuente con ventilación de aire, para que circule. Y si es una habitación de dos pisos, que esté a pie de escalera, pues el aire caliente sube, y que la manipulación esté a cargo de un adulto responsable.
Mantención y corrientes de aire
¿Cómo debe ser la mantención? Eva Soto responde que “dependerá del equipo que usen, velando por las indicaciones de cada manual de operación entregado al momento de la compra y al servicio de postventa; siempre será necesario contar con una persona certificada ante la SEC, con documentación comprobable, tanto para aparatos eléctricos como de gas”.
En el caso de elegir entre una estufa a gas y una a parafina, si no hay una opción eléctrica por razones monetarias, es mejor el gas que la parafina, en el entendido que ambas generan elementos que alteran la condición “intramuros”, es decir, la atmósfera se enrarece luego de una hora encendida la estufa, por la liberación de compuestos volátiles. En el caso del gas licuado, se percibirá si hay fuga y, si hay una inadecuada ventilación o corrientes de aire, aparecerán los dolores de cabeza o una sensación de malestar o cansancio. Es por ello que se recomienda que se use lo imprescindible, focalizado donde se requiera, no más de 30 minutos y que se deje una ventana abierta un poco para que circule el aire.
En tanto, para evitar las fugas y corrientes de aire, lo importante es mantener una temperatura do confort, no sofocarse de más ni sudar por exceso de calefacción, pues a la larga altera la condición de bienestar al interior del domicilio. Si la ventilación es adecuada y permite la circulación de aire, se renueva la atmósfera, permitiendo que no queden atrapadas partículas más dañinas. No es necesario calefaccionar la casa para estar en polera como pleno verano, pues con los cambios bruscos de temperatura, las personas terminan enfermándose. Basta una temperatura un poco más tibia que el exterior, pero que no provoque sudoración o una condición de desagrado. Lo ideal es que el aire circule, la familia se mueva y no se aglutine por horas y horas frente al foco de mayor temperatura.
Los errores más comunes
Entre los errores más frecuentes que se cometen al calefaccionar o climatizar están intentar calentar toda la casa sin disponer de un sistema centralizado, mantener por varias horas los equipos conectados y/o encendidos, no proveer de ventilación, estar todos juntos alrededor de la estufa por mucho tiempo, sin moverse, y el cambio de temperatura finalmente redunda en alteraciones a la salud del grupo familiar, sobre todo si hay alérgicos, asmáticos, fumadores o simplemente susceptibles do enfermedades del tipo respiratorio.
La ingeniera Eva Soto explica que “el desorden horario de calefacción impide que la casa se tempere adecuadamente, y sin ventilación lo más probable es que terminen todos abombados y muy cansados. La recomendación más amigable con el entorno es que se abriguen con ropa sin exagerar, que les permita moverse, escribir, tele-estudiar y tele-trabajar de ser necesario, aprovechar la instancia para compartir una sopa o un té, más que estar en un entorno tibio todo el día”.
Fuente: El Mercurio de Valparaíso, suplemento CASAetc., sábado 30 de mayo de 20202 (acceso para suscriptores).
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