En el último tiempo, han sido varios los académicos y académicas que se han presentado al proceso de jerarquización, lo que les ha permitido ser promovidos en virtud de sus méritos en las áreas de estudios y perfeccionamiento, docencia universitaria, investigación, creación artística y publicaciones, vinculación con el medio y gestión universitaria.
Uno de esos casos, es el de la Dra. Marisol Belmonte Soto, quien es la primera investigadora de la Facultad de Ingeniería en pasar a la calidad de titular, grado 1. Tras más de 10 años en la institución recibe con orgullo esta noticia que la posiciona en el nivel más alto de la carrera académica en la UPLA y en una unidad en que las mujeres se han ido sumando progresivamente a sus aulas.
Conversamos con la académica desde el hito que significa para la Facultad de Ingeniería este logro, y también desde la visión que tiene la Dra. Belmonte de una década de trabajo en una unidad que ha ido creciendo y consolidando sus líneas de desarrollo.
-¿Qué significa para usted tener la jerarquía académica de titular, a 11 años de trabajo en la institución?
“La Facultad de Ingeniería ha tenido un crecimiento enorme, sobre todo en el número de académicos y académicas con grado. Cuando ingresé a la Facultad en el año 2013 éramos pocas mujeres, cuatro o cinco, si mal no recuerdo, y yo era la única con grado de Doctor, tanto en el entonces Departamento de Medio Ambiente como en la Facultad. Posteriormente, varios finalizaron sus estudios.
Además, yo no provenía de una carrera de Ingeniería como el resto de mis colegas, sino que del mundo de la Biología, que en mi caso estaba aplicada al ámbito de la Ingeniería Sanitaria, así que fue raro al principio para todos, sobre todo considerando que en ese entonces la Facultad tenía sólo 3 años.
Durante este tiempo, todos hemos ido creciendo a la par de la evolución de la Facultad, y de la institución, en donde la multi e interdisciplina cobran relevancia en la formación de equipos.
Hoy contamos con directores y directoras de carrera, con el primer decano electo democráticamente, Dr. Franklin Johnson Parejas, ya que antes no habían personas ni siquiera para alcanzar a postular por la falta de jerarquía.
Durante este proceso de transición fuimos dirigidos por una mujer, la académica Mg. Verónica Meza Ramírez, en momentos en que en pocas Facultades de Ingeniería en Chile el máximo liderazgo recaía en una mujer. Por lo que se ha evidenciado un crecimiento paulatino de la Facultad durante estos 14 años de funcionamiento, tanto en la formación de nuevos ingenieros e ingenieras, vinculadas cada vez más en los ámbitos de investigación, en trabajo colaborativo con comunidades, con empresas e instituciones, entre otras”.
-En este tiempo, se han sumado muchas mujeres a impartir docencia en la Facultad, ¿cuál es su impresión al respecto?
“Actualmente pertenezco al Departamento de Ciencias de la Ingeniería para la Sostenibilidad (ex Departamento de Medio Ambiente), que a diferencia de los otros Departamentos de la Facultad, siempre ha estado integrado en su mayoría por mujeres. Cuando ingresé a este Departamento éramos 4 mujeres y 2 hombres, es decir el 66%, y en la actualidad somos 8 mujeres (incluida la encargada del laboratorio) y 3 hombres, es decir el equivalente al 72%. Este incremento en la incorporación de mujeres en la Facultad también se ve reflejado en el resto de los Departamentos, en donde se están insertando cada vez más mujeres, cosa que antiguamente no había.
Sin embargo, creo que las brechas siguen existiendo sobre todo en el ámbito de la Ingeniería, que es reconocida como un área en donde predomina la presencia de hombres, pero que poco a poco nos hemos ido posicionando no sólo por el hecho de ser mujeres sino que por nuestros méritos y competencias en dichas áreas, que son relevantes hoy en día”.
-A propósito de ello, ¿cuál es el valor que tiene para usted este logro?
“En mi caso, el haber obtenido la jerarquía de Profesora Titular en la universidad, una institución estatal y pública, tiene relación a los méritos en la disciplina que he venido desarrollando a lo largo de mi trayectoria como investigadora y académica, los cuáles fueron reconocidos por el Comité de Jerarquización respectivo, de acuerdo a la normativa vigente en la universidad.
Durante este tiempo no sólo he podido desarrollarme en los distintos ámbitos del quehacer académico, sino que también he aprendido en la Universidad a hacer algo que yo no sabía hacer, que es trabajar con ese sello social que tiene que ver con la marca de la UPLA.
Eso me ha permitido desarrollarme, en un aspecto que no conocía, aportando desde el trabajo colaborativo, que para mí es fundamental. En ese sentido, yo no podría ser lo que soy, si no hubiera sido por el apoyo constante de muchas personas que están detrás, como mis estudiantes, y familia, así como mis colegas y amistades. Por tanto, este logro se lo dedico a mi familia en especial a mis hijos.
Yo estudié gracias a la Compañía Siderúrgica Huachipato, hoy en crisis en mi ciudad natal, porque mi padre trabajaba ahí y siempre conté con el apoyo de mi familia, mi madre, mis tatas, de mi entorno inmediato, de mis profesores cuando estaba en mi proceso de formación, de mis estudiantes y ex estudiantes en la UPLA.
La formación recibida en la Universidad de Concepción tanto en la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas como en el Centro Eula-Chile (hoy Facultad de Ciencias Ambientales), así como la gente que quiero en la Universidade de Santiago de Compostela, España, son redes que se han mantenido; sumándose otras en el camino como de la Universidad Austral de Chile y de la Universidad Católica del Maule.
Todo ese apoyo ha sido fundamental, no es solo un logro mío, tiene que ver con todas las personas que se han cruzado en mi camino o con quienes yo me he cruzado. Creo que el camino no llega hasta aquí, tiene que seguir creciendo”.
-¿Qué proyecciones tiene a partir de esta nueva posición en la academia?
“Siento que todavía me falta crecer en el ámbito de la investigación, en trabajar colaborativamente y en el ámbito de la interdisciplina. Creo que tiene que ver con una mirada integral de la universidad o de la academia, entendiendo que no podemos solo hacer investigación, ni solo hacer clases.
Tiene que haber una mirada integradora vinculada con el quehacer de la universidad que busca formar personas. Por lo tanto, hay que tratar de dar el mejor ejemplo para la formación de nuestros y nuestras estudiantes, sobre todo en ética, en la parte valórica y también en el ámbito que uno se desarrolla, en mi caso, en la investigación sobre el tratamiento de agua.
La investigación tiene que ver con la docencia, con vincularse con el territorio, algo que hacen mucho mis colegas en el Departamento. Por lo tanto, tiene que ser una formación integral y eso es un gran desafío, porque si bien es cierto, estamos próximos a una nueva acreditación institucional que involucra la investigación, esa investigación tiene y debe estar relacionada con la formación de nuestros y nuestras estudiantes, procurando contribuir a la generación de nuevo conocimiento de calidad, vinculado con problemáticas del territorio. Por lo tanto, es un desafío muy grande que tiene la Universidad y en eso, creo que todos y todas tenemos que apoyar en esa dirección”.
-En este tiempo ha tenido la posibilidad de irse a otra universidad, ¿cuál es la motivación para seguir en la UPLA trabajando en fortalecer la Facultad de Ingeniería desde su quehacer?
“Es inevitable decir que lo económico es un factor relevante, por eso creo que tiene que haber incentivos porque hay una brecha importante entre las universidades. Por lo tanto, hay que hacer un trabajo para atraer a nuevas investigadoras y que la gente no se vaya.
En mi caso, no me he ido porque a mí me gustan mis estudiantes, son mi motor, para mí es súper gratificante y enriquecedor ver a estudiantes que están motivados, que vienen de estratos sociales y económicos no muy buenos, que tienen muchos problemas de vulnerabilidad, pero que se titulan y que te demuestran que se puede, que ellas y ellos pueden.
Eso hace que tengas un propósito, y me hace sentido con lo que yo he vivido. Yo vengo de una familia de clase media baja, pero siempre conté con el apoyo de ella. Entonces me interesa entregar esa experiencia donde uno puede, ya que no siempre se tiene la fortuna de contar con el apoyo familiar para alcanzar sus metas y objetivos en lo profesional o en lo que uno decida realizar sobre todo considerando que el estudiar en Chile sigue siendo costoso, por lo que muchas veces es un esfuerzo familiar.
Dentro de la formación no es solamente formar académicamente, sino también contribuir en la formación de valores y aportando al sello social que tienen los estudiantes. Ese es mi propósito, mi motivación son ellos y ellas”.
-Respecto a sus colegas, ¿cómo ve esta nueva generación de docentes que se ha sumado a la Facultad teniendo en cuenta los desafíos que tiene esta unidad?
“La Facultad de Ingeniería cumplió este 2024, 14 años y con ello, han llegado nuevas generaciones y el desafío de confluir y adaptarse para trabajar todos juntos, colaborativamente, porque a veces cuesta, no es fácil. Por lo tanto, ahí se requiere un liderazgo potente que permita seguir con este trabajo colaborativo, en el marco de un proceso de cambio, que integra otras miradas, otros intereses y otra filosofía”.