Los pilares del Patrimonio. Segunda parte: Comunidad

En atención a lo indicado, resulta imperioso entender qué es en sí la comunidad y para esos efectos uno de los primeros autores en abordar el concepto de (Gemeinschaft)  fue Tönnies, quien en 1887 escribió que la comunidad es “… la voluntad orgánica, vinculada a este tipo de organización social, que se constituye de tres formas: Por placer, por hábito y por la memoria. En estas tres formas se apoya la división clásica de las comunidades, la primera es de sangre (la más natural y primitiva, de origen biológico, como la tribu, la familia o el clan), comunidades de lugar (cuyo origen es la vecindad, como las aldeas y asentamientos rurales) y comunidades de espíritu (su origen es la amistad, la tradición y la cohesión de espíritu o ideología)”.

Por su parte, como menciona Violich (1994), la comunidad es un grupo de personas que viven en un área geográficamente específica y cuyos miembros comparten actividades e intereses comunes, donde pueden o no cooperar formal e informalmente para la solución de los problemas colectivos.

A lo anterior, Mercer y Adrina (2004), aluden a un sistema de relaciones psicosociales, a un agrupamiento humano o a un espacio geográfico.

Por su parte, Arias (2003), hace referencia al concepto de comunidad en base a dos elementos: Los estructurales y los funcionales, considerando estos elementos las definiciones se plantean de la siguiente manera:

“Los elementos estructurales se refieren a la consideración de la comunidad como un grupo geográficamente localizado regido por organizaciones o instituciones de carácter político, social y económico”.

Por tanto, aquellos de tipo funcional se relacionan con…“la existencia de necesidades objetivas e intereses comunes, esos aspectos son importantes, aunque pueden ser   aplicados a otras entidades, no solamente a la comunidad como concepto”.

Profesor Gastón Gaete Coddou.

En sociología Bauman y May (2007),  consideran a la comunidad como un grupo de personas que no están claramente definidas, pero tienen en común la aceptación o rechazo de “algo”, y que por sobre todo la comunidad presenta la principal característica de una unión espiritual.

Bajo la visión ecológica, una comunidad biótica, se plantea como la reunión de poblaciones tanto animales como vegetales, que viven en un hábitat o área determinada con características que se complementan de manera individual o de poblaciones, considerándose la “parte viva” del ecosistema (Odum, 1971).

A su vez, en la rama de la biología una comunidad es definida como un conjunto o grupo de diversas especies que deben estar presentes para mantener el equilibrio del ecosistema, y que además comparten un mismo hábitat.

Respecto a una definición desde la visión más institucional del concepto, se aborda en Feller (1957) que las Naciones Unidad y su visión de la comunidad universal, se entabla la relación de las naciones del mundo (países pertenecientes a las Naciones Unidas) para enfrentar de mejor manera las diferencias entre ellas, buscando así una unión de estas a través del concepto “comunidad universal”, por una vía pacífica, lo que significa que una comunidad debe promover la paz, procurando un bienestar tanto social como económico, tomando en cuenta la justicia y la equidad para todas las naciones. Esto sólo se cumple cuando existe una ley e instituciones que mantengan la autoridad sobre cada uno de los Estados que participan en la comunidad.

En el contexto nacional, José Bengoa (1996), en su libro sobre la “Comunidad perdida” plantea que Chile tuvo una pérdida de comunidad a través de los quiebres que provocó la “modernización” y las diferencias sociales, estando representada por las migraciones desde el campo a la ciudad. Un ejemplo de esta pérdida son las reuniones en el campo, los llamados “grandes asados”, haciendo referencia a la unión de los participantes y las relaciones que se ejercían en este espacio antes de las migraciones. Posteriormente y prosiguiendo con el ejemplo, Bengoa sentencia que la comunidad fue “recuperada” por las clases medias asentadas en las urbes del país (que esencialmente son mayoría y provenientes de los espacios abandonados), tanto así que las reuniones que anteriormente se realizaban a campo abierto se replicaban con: Vecinos, familiares, entre otros, concretando así la esencia de comunidad”.

 

***Gastón Gaete Coddou,  geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.

Columna de opinión publicada en diario El Trabajo de San Felipe, el miércoles 19 de agosto de 2020.

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