Académico UPLA realiza importante investigación en torno al terremoto de Ecuador

colapso hotel Tarqui zona Cero MantaEn pleno proceso de sistematizar la información a fin de dar a conocer a la comunidad internacional especializada los indicadores más importantes del terremoto ocurrido en Ecuador en abril de este año, se encuentra el académico de la Facultad de Ingeniería, Mg. Manuel Contreras López.

El académico formó parte del primer equipo internacional autorizado para entrar a la zona cero, es decir, a la provincia de Pedernales, gracias a las gestiones realizadas por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ULEAM, institución que mantiene un convenio de colaboración con la UPLA para la realización de un estudio de cambio climático en el litoral de Chile central, la Antártica y el Ecuador.

En el marco de ese proyecto se adquirieron 10 acelerógrafos, instrumento que permite registrar la aceleración de movimientos, instalándose 4 de éstos en Ecuador (Pedernales, Manta, Bahía de Caráquez y Santa Margarita) y 6 en la región costera de Valparaíso. Tres de estos sensores lograron arrojar datos que tuvieron que ser rescatados directamente por el académico Manuel Contreras, pues los sistemas de comunicación como internet, se vieron gravemente afectados por este movimiento de magnitud 7.8

De acuerdo a lo informado por el académico “existe bastante interés en Ecuador y en la comunidad internacional por conocer cuáles fueron las aceleraciones que tuvo ese sismo. Lamentablemente, Ecuador no ha compartido con la comunidad internacional las mediciones y datos de este movimiento, además existe la duda si los sismógrafos estaban funcionando en ese momento, por lo tanto, nuestra investigación podría ser el único registro que existiría en el lugar, de hecho los datos recogidos en Manta son de acceso libre y lo hemos compartido con varios especialistas”.

registro acelerógrafo MantaConocer estos datos permitirá saber si los parámetros de las normas de construcción son adecuados o no al lugar, continuó Manuel Contreras. “Como un comentario local, por ejemplo, en el terremoto de 2010, dos días después, la Universidad de Chile presentó los datos de más de 100 acelerógrafos instalados a lo largo de todo el país y se vio inmediatamente que nuestra norma tenía un problema con las aceleraciones verticales, las que en Chile fueron de 1 G. En Ecuador estaría ocurriendo algo parecido. Según los datos proporcionados por el acelerógrafo de Manta, la aceleración fue de 0,5 G., siendo las verticales de la misma magnitud que las horizontales y la norma ecuatoriana, en la actualidad, considera que la aceleración vertical es casi despreciable. Es decir, la componente norte- sur y la este- oeste son del mismo orden de magnitud y la gráfica revela que en estos peak los edificios adquirieron la mitad de su peso y lo perdieron en menos de un segundo, explicando la gran cantidad de colapsos que existieron en la infraestructura ecuatoriana y nuestra conclusión, por tanto, está en directa contradicción con la norma ecuatoriana”.

Las tres tareas en el Ecuador

EL trabajo en terreno en Ecuador fue muy exhaustivo, a la misión de levantar los datos de los acelerógrafos se sumó un trabajo de campo de casi 3 mil kilómetros dentro del territorio visitando esencialmente las zonas más comprometidas con el sismo. “Tuve la colaboración de 18 estudiantes de la ULEAM. Para tener una idea, nuestros colegas ecuatorianos habían logrado en estos dos meses levantar información de 500 edificios afectados por el terremoto, nosotros en días levantamos información de 2.700 edificios adicionales, quintuplicando el esfuerzo que se había hecho. Eso es producto de la experiencia que hemos adquirido en Chile de cómo hacer estas cosas”, puntualizó Manuel Contreras.

Esta información es extremadamente relevante en términos de ingeniería y permite comprender cuáles fueron las fallas, comparar tipologías de suelo y daños. Lo anterior, permitirá cumplir con un segundo objetivo: levantar mapas de afectación y curvas de fragilidad.

El tercer objetivo de este viaje a Ecuador fue detectar si existía o no evidencia de un micro tsunami y, efectivamente, ocurrió aunque hubo un recogimiento del mar muy pequeño y localizado. En la localidad de Pedernales se realizaron más de 30 entrevistas a sus habitantes quienes afirmaron que hubo un recogimiento del mar a los 20 minutos, alzamiento que fue perceptible, pero no destructivo y que algunos lugareños confundieron con marejadas. Se encontraron evidencias físicas en el lugar y se calcularon los runup, es decir, la desnivelación o trepamiento que tuvo este micro tsunami.

rector ULEAM y equipoRespecto de las actividades realizadas en orden a dar conocer estos estudios a los especialistas de Ecuador destaca la realización de un seminario en la ULEAM con la presencia del rector, arquitecto Dr. Miguel Camino Solórzano, quien tiene varias investigaciones sobre los riesgos de las tipologías de construcción y de sismicidad y del Dr. Ricardo Aguiar, máxima autoridad ecuatoriana en términos de diseño de riesgo sísmico.

Gracias a la gestión del Dr. Aguiar se han programado varios publicaciones en revistas especializadas sobre el trabajo realizado en Ecuador por Manuel Contreras, entre ellas, revistas de construcción, ingeniería y micro tsunamis.

Sobre la realidad local: Valparaíso.

Ecuador, Colombia, Perú, Chile, están emplazados en uno de los lugares más sísmicos del planeta. En Chile, en promedio, cada 5 o 6 años, ocurre un terremoto importante y eso se explica únicamente por la longitud del país. Tenemos registrado instrumentalmente el terremoto más grande en la historia: 9,5 de Valdivia. En este contexto, la preocupación del académico Contreras es por los fenómenos que ocurren en la zona costera, es decir, lo que se conoce típicamente como la zona de subducción, donde se junta la placa de Nazca con la sudamericana.

Manuel Contreras 1 para webCada vez que ocurre un terremoto en esta zona de subducción, explica el académico, en un segmento importante, se activa, en teoría, los segmentos adjuntos. Por ejemplo, en 2010 tuvimos un terremoto que partió en la octava región y terminó en la sexta. Inmediatamente se activó un segmento más al norte y tuvimos un terremoto un mes después, el 11 de marzo, frente a Pichilemu. Ahora el 2015, cuando ocurrió el terremoto en Coquimbo “inmediatamente uno puede pensar que se activan los segmentos o que están más al norte como el de Copiapó o más al sur como Valparaíso o San Antonio y termina más o menos en La Ligua o en Los Vilos. Entonces, existe una preocupación real de que en los próximos años nuestra región sea afectada por un terremoto importante, nadie con seriedad puede decir cuándo va a ocurrir, lo que sí tenemos certeza es que se ha acumulado energía y lo más probable es que sea un terremoto que genere un tsunami, entonces el llamado siempre es a estar preparado”.

En este sentido, la línea de investigación desarrollada por Manuel Contreras es respecto del emplazamiento de colegios, bomberos, los servicios de salud, carabineros, etc., por lo que ha elaborado índices para mostrar cuáles son las comunas más vulnerables a este evento y cuáles están mejor protegidas. “Vivimos en un lugar peligroso, pero eso no implica un llamado al pánico, porque es algo extremadamente normal; el llamado es a mejorar nuestra construcciones y planificar la ubicación de lugares sensibles, es decir, de todos los servicios que deberían responder a un fenómeno de esa magnitud. El rol de las universidades estatales como la nuestra, es justamente, advertir sobre estos peligros y dar alternativas de solución”.

Para el especialista, en Chile, claramente, hemos aprendido la lección. Desde 1939, terremoto de Chillán, hasta nuestros días, los grandes movimientos sísmicos van menos pérdidas de vidas y daños estructurales, principalmente porque se cambió la norma de construcción y hoy es mucho más estricta. La mayor prueba la tuvimos el año 2010 donde sólo un edificio colapsó y más de un tercio de las víctimas se produjo por el tsunami, en un zona donde habitaba casi el 80 por ciento de la población del país. “De hecho fue un tsunami pequeño. Los tsunamis al igual que los terremotos tienen grados que van en este caso de -1 al 5 y el tsunami del 2010 fue de grado 1, o sea, entre los más bajos posibles. Para dar una en perspectiva, por ejemplo, el de Japón fue grado 4. Tengo la impresión que en Chile tenemos la visión de usar cada uno de estos desastres como un aprendizaje, lo que lamentablemente no ocurre en Ecuador, y ese fue el mensaje que traté de entregar, la curva de aprendizaje y de lecciones debe ser igual para todos”.

Manuel Contreras 2 para web

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