Hace unas semanas, Karimme Morales Aguirre se integró a la Unidad de Género de la Dirección General de Investigación (DGI-UPLA) de la Universidad de Playa Ancha, con la tarea de liderar el proyecto InES Género, financiado por ANID y que se encuentra en su último año de ejecución.
Socióloga de la Universidad de Valparaíso y Magíster en Arte con mención en Patrimonio por la Universidad de Playa Ancha, se desempeña además como vicedirectora de la Corporación Cartografías de la memoria e integra Territorio Feminista, lo que da cuenta de sus múltiples intereses.
También se ha vinculado a distintos proyectos de investigación en los que se aborda la intersección entre memoria colectiva, derechos humanos y transversalización de la perspectiva de género.
Como activista, feminista y creadora, es parte -entre otras publicaciones- de la antología “Poesía en Toma”, que compila a mujeres poetas que participaron en encuentros de lectura en el contexto de las movilizaciones universitarias del mayo feminista.
Su relación con el arte, cuenta Karimme Morales, la entiende porque “es un lenguaje político, donde la poesía, los textiles y las obras gráficas se transforman en soportes de denuncia y reconstrucción de memorias silenciadas. Creo firmemente que el arte no puede ser neutral ni busco esa neutralidad”.
Institucionalizar la perspectiva de género
Su labor en la Unidad de Género de la DGI-UPLA se centrará en impulsar junto al equipo, los objetivos que InES Género debe concretar en su año de cierre.
Un asunto que resulta desafiante, pero que asume con convicción y claridad acerca de los compromisos institucionales en los que se debe avanzar.
-¿Cuáles son los principales desafíos de un proyecto InES Género, y cuál su relevancia como política pública?
“Uno de los grandes desafíos, es que buscan institucionalizar la perspectiva de género en la educación superior chilena.
No todas las universidades tienen las mismas brechas, su aplicación debe ser situada y debe ser capaz de dialogar y reconocer las características y necesidades institucionales de cada universidad, así como su propia cultura organizacional para así, poder reconocer cuales son las barreras o resistencias culturales y estructurales que puedan emerger.
Para ello, es clave reconocer o mapear las resistencias culturales, por ejemplo, los sesgos en evaluaciones de productividad académica y diseñar estrategias situadas, para esto es esencial construir espacios de diálogo y reflexión transversales a distintas unidades, direcciones y Facultades, fortaleciendo el trabajo intersectorial como una herramienta estratégica para la transversalización”.
-¿Y cuáles son los obstáculos que se enfrentan?
“Respecto a los principales obstáculos o brechas que se pueden identificar, lo más importante es incorporar una comprensión interseccional sobre las trayectorias académicas de quienes se están dedicando a investigación y producción de saberes.
El 33 por ciento de las investigadoras en STEM en Latinoamérica son mujeres (UNESCO, 2021), cifra que refleja un obstáculo central: la naturalización de barreras interseccionales. Las trayectorias académicas están marcadas por ejes o categorías sociales como clase, etnia, territorialidad. Esto exige ir más allá e incorporar diagnósticos cuantitativos sensibles al género y metodologías cualitativas participativas como cartografías colaborativas que permitan visibilizar cómo el “sticky floor” (Cotter et al., 2001) opera en realidades locales. Solo así las acciones afirmativas tendrán un impacto real y permanente”.
Sobre el compromiso institucional y las acciones para avanzar en la disminución de la brecha de género, planteó que los ejes más relevantes son, por una parte, los soportes materiales para la transversalización, que se asignen recursos basales para dar continuidad a las acciones afirmativas.
Además, que se articulen redes intersectoriales, mesas de trabajo, e institucionalización de la Red de Investigadoras de la Universidad, de forma que esta tribute también a los procesos de jerarquización académica. Otro aspecto destacado, es “la institucionalización de acciones afirmativas a través del respaldo jurídico de las políticas diseñadas en el InES Género UPLA y su incorporación a recomendaciones en el Plan Estratégico Institucional 2025-2030”, agregó.
-¿Hacia dónde avanza InEs Género?
Para Karimme Morales los desafíos más importantes del proyecto han sido, por una parte, el levantamiento de una gobernanza de datos que tenga un enfoque interseccional y sensible con género, lo que permite una mirada interseccional e integral. Por ejemplo, destacó, “los acuerdos de trabajo formalizados este año entre el proyecto InES Ciencia Abierta, InES Género y la Dirección General de Informática de la universidad, para encaminarnos a objetivos comunes”.
Otro desafío relevante, planteó, es lo relativo al fortalecimiento de la Red de Investigadoras UPLA, y de “instancias de trabajo con los coordinadores y coordinadoras de investigación por Facultad, como un esfuerzo de permear en los procesos de producción de conocimiento y transversalización de la perspectiva de género a través de principios de trabajo intersectorial”.
-De los objetivos de InES Género UPLA, ¿cuáles han sido los avances más relevantes en el tiempo de ejecución del proyecto?
“El primer objetivo comprometido por el proyecto InES Género consiste en fortalecer las capacidades institucionales para disminuir brechas de género en I+D+i+e mediante la creación de la Unidad de Género de la Dirección General de Investigación. Este objetivo responde al desafío central de la transversalización de género institucionalizando prácticas que transformen la cultura organizacional como plantea Sylvia Walby (2005) en su modelo de gender mainstreaming.
En este marco, la Unidad de Género no solo garantiza la continuidad de las acciones postproyecto, evitando el riesgo de que las acciones queden bajo un modelo de funcionamiento piloto sin alcanzar su institucionalización, sino que también opera como un espacio estratégico para generar políticas institucionales basadas en evidencia, y aperturar espacios de reflexión y trabajo intersectorial con unidades y direcciones pertinentes a la transversalización de la perspectiva de género.
En síntesis, estos avances no son solo técnicos: son actos micro políticos (Butler, 2015) que reconfiguran las reglas no escritas de quiénes producen conocimiento y bajo qué condiciones”.
“El feminismo y la incorporación de una epistemología feminista y crítica en la producción de investigación es una brújula que nos obliga a desplazar las barreras que nos limitan y preguntarnos ¿Qué mundo estamos construyendo desde nuestros saberes?”.