“Mientras no se invierta en tecnología, mucha de la educación formal en los territorios rurales, estudiantes y familias sufrirán de una situación de desigualdad muy significativa”

Carlos Raúl Moreno Herrera, profesor de Biología, magíster en Pedagogía Universitaria y profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Educación, fue fundador de la carrera de Pedagogía en Educación Básica con mención en Educación Rural y Desarrollo (1997 a 2020) y coordinador del Programa Disciplinario en Educación Rural. El actual coordinador docente de la carrera en el Campus San Felipe, entrega su visión acerca de la educación rural en el Chile de hoy.

Quien fuera presidente de la Red Chilena de Universidades por la Educación Rural -conformada en la actualidad por diez universidades del CRUCH, desde Iquique a Puerto Montt, donde se está realizando un fecundo trabajo académico en Educación Rural- destaca el rol de los docentes rurales y da su opinión sobre los desafíos para que estos estudiantes accedan de forma igualitaria a las oportunidades que entrega la educación.

Actualmente, el profesor Moreno además es integrante de la Mesa Técnica en Educación Rural propiciada por el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Educación en el marco de la Política de Desarrollo Rural recientemente promulgada, la que propuso iniciar un proceso de estudio para generar la especialidad en Educación Rural que sería ofrecida por universidades pertenecientes a la Red Rural, a fin de compensar el cierre progresivo de esta carrera en las instituciones de educación superior.

¿Qué entendemos hoy por Educación Rural?

Para los que trabajamos en la temática, docentes rurales y académicos, la Educación Rural son los procesos sistemáticos de formación de personas que se realizan en los establecimientos educacionales ubicados en los territorios rurales, en todos los niveles y modalidades. Por lo tanto, nos estamos refiriendo a la Educación Parvularia, Básica, Media (Humanística-Científica y Técnico-Profesional), Educación de Adultos, Educación Intercultural y su articulación con la Educación Superior. En síntesis, creemos que debiera considerarse a la Educación Rural como un subsistema del sistema educativo, no solo por su cobertura, sino especialmente por las características únicas del territorio en donde se ejerce la acción educativa que implica a los elementos de la cultura local que portan los niños, jóvenes y adultos, y que son la base de su desarrollo como personas.

Debemos considerar que no existe una sola ruralidad en el país. En grandes trazos podemos mencionar la ruralidad del Chile central, pero también la de las islas, la de las caletas, de las zonas forestales, de la precordillera, la del extremo sur como la de la Patagonia chilena, la del altiplano, etc.

¿Cuál es la realidad de los docentes y de las escuelas rurales en el país, en relación a su equipamiento, cantidad de estudiantes e infraestructura?

Lo primero, un panorama general que se obtiene de los resultados de la Encuesta CASEN que señala que han existido avances, pero se mantiene una brecha significativa respecto de lo que sucede con la población urbana. A 2017, el nivel de escolaridad de la población rural es 2,6 años menor que la urbana. Otro dato: la proporción de personas sin educación formal alcanza un 4,7% en los territorios rurales mientras que en las zonas urbanas es de un 2,3%. Un último dato: la mitad de la población rural del país no cuenta con un establecimiento educacional, jardín o escuela, cercano a su vivienda.

Debe reconocerse que, en el ámbito de las escuelas rurales, ha existido en los últimos treinta años inversiones significativas para mejorar su infraestructura y equipamiento, lo que se ha podido alcanzar con la mayoría de los establecimientos. Hoy día existen cerca de 3.400 escuelas rurales, la mayoría correspondiente a educación pública, cerca de 200 liceos rurales. A pesar de todos los esfuerzos, hay insuficiente cobertura en educación parvularia y educación de adultos.

Del total de escuelas rurales existen cerca de 1.900 con aula multigrado. Esto implica que en el aula hay un profesor atendiendo a niños de edad diversa y de variados cursos y niveles de aprendizaje. El aula multigrado constituye un desafío para el profesor que se integra a una escuela de estas características y es hoy considerada, a nivel mundial, una especificidad pedagógica para lo cual el maestro debe ser preparado previamente.

Según su experiencia, ¿la educación rural permite que los jóvenes puedan acceder a mejores oportunidades?

Solo un dato para reflexionar: sólo el 12% de los estudiantes rurales accede a la educación media. Las causas son variadas, pero dentro de las más relevantes, está que la mayoría de las escuelas rurales solo ofrecen educación hasta sexto básico. Esto implica que el niño, para continuar estudios, debe ir al pueblo, a la ciudad, donde tendría la oportunidad de continuar estudios, lo que implica muchas veces dejar el hogar a temprana edad, situación de los poblados rurales que tienen como ciudad con todos los servicios a Coyhaique en la Región de Aysén. Al no existir educación media en su comuna rural, en séptimo deben emigrar a la capital provincial.

La no existencia de continuidad de estudio implica emigración de los jóvenes por mejores oportunidades, una vez lograda la mayoría no vuelve a la localidad, convirtiéndose en varios casos localidades con pocos habitantes con población predominante adulta y de tercera edad.

El ministro de Educación, Raúl Figueroa, dijo recientemente que “la vuelta a clases presenciales se dará en la medida que las condiciones sanitarias lo permitan, lo que no significa que el mundo rural será el primero en retornar”. ¿Está de acuerdo con esta afirmación, si consideramos que colegios de localidades apartadas del continente, como Juan Fernández, están retornando a sus actividades presenciales?

La vuelta a clases presenciales sólo debe ocurrir en el momento que se cuente con la seguridad casi completa de que los riesgos son mínimos, y si hay nuevos contagios, la situación sea rápidamente controlable, tanto para establecimientos educacionales urbanos como rurales.

La situación que usted menciona en la pregunta son excepcionales, primero porque son escuelas de islas, que han tenido barreras naturales que pueden impedir los contagios y algo que hay que destacar, es que las propias comunidades, analizada la situación y tomadas todas las medidas preventivas, han estado de acuerdo en retomar las clases presenciales.

En el caso de escuelas rurales en el continente, la situación en muchas de ellas es homologable al sector urbano. Hoy, en muchas, dado el mejoramiento de los caminos rurales y que los profesores cuentan con medios de transporte propios o usan la locomoción pública, los maestros viven en los pueblos o ciudades vecinas y no en la escuela o en la localidad.

Esto implica un riesgo en las actuales condiciones de transmisión de la epidemia que nos afecta, en el sentido que tanto el maestro como la población rural se moviliza a los sectores urbanos.

¿Tiene alguna referencia de cómo se ha venido desarrollando el trabajo en las escuelas rurales en el contexto de pandemia?

El problema mayor ha sido la conectividad de internet dado que aún muchos establecimientos educacionales rurales y localidades tienen serios problemas para conectarse o, definitivamente, no cuentan con esa posibilidad.

Esto es una clara desventaja para esos estudiantes.

En la mayoría de esas zonas, los profesores se han encargado de preparar guías, utilizar las que ha enviado el Ministerio de Educación y salir a los domicilios de los niños y jóvenes para entregárselas, como también enseñarles a los padres como usarlas para que puedan ayudar a sus hijos. La labor de la mayoría de los profesores rurales en esta crisis es un ejemplo de compromiso con sus comunidades educativas.

¿Qué desafíos enfrenta hoy la educación rural en un mundo que está cada vez más hiperconectado?

Lo primero es que, antes, hay un desafío para el Estado chileno. Así como se ha logrado un avance sustantivo con la provisión de agua potable para la mayoría de las localidades rurales, se han mejorado muchos caminos rurales optimizando la conectividad terrestre, es necesario hacer las inversiones para alcanzar el máximo de cobertura en conectividad, en internet. Hoy existe, en el siglo XXI, esa posibilidad con diversas alternativas tecnológicas que permitan a todos los habitantes poder tener las oportunidades de enlazarse digitalmente para aprender y conectarse con el país y el mundo.

Mientras esa situación persista mucha de la educación formal en los territorios rurales, estudiantes y familias sufrirán de una situación de desigualdad muy significativa, la cual se traducirá en menores posibilidades para tener una mejor calidad de vida y oportunidades de desarrollo.

¿Qué características debe tener el docente que se sienta la vocación de enseñar en el mundo rural?

Lo primero, es que debe tener plena conciencia que sus estudiantes tienen el mismo derecho de alcanzar un proceso formativo de alta calidad que le permita acceder a las oportunidades de estudio, laborales, económicas, familiares que hoy se brinda a la población en general. En otras palabras, debe ejercer toda su profesionalidad pedagógica para que sus estudiantes tengan los mejores aprendizajes al igual que un estudiante del mejor colegio urbano.

Debe conocer a fondo las características del territorio rural en el cual está emplazado el establecimiento como también, en el caso de un establecimiento de mayor matrícula, las características de dónde provienen los estudiantes. Esto, especialmente en cuanto a la cultura local. El lenguaje local, las efemérides propias, los ritos y costumbres y la forma de organización de la comunidad deben ser conocidos por el docente y respetado. Es cierto, la mayoría de los docentes provienen de zonas urbanas, por esto deben tener el cuidado de no convertirse en “urbanizadores culturales” de la población que atenderán como profesor. Por supuesto que el estudiante debe acceder a la cultura universal, pero lo debería hacer a partir de la cultura local, “aprender de lo cercano a lo lejano”, con la expectativa que el estudiante convierta lo lejano en cercano.

Especialmente en los territorios rurales más aislados, el profesor sigue siendo la autoridad de la comunidad y, muchas veces, actúa como agente de desarrollo local en ella. El profesor actúa por modelamiento sobre los miembros de la comunidad proveyendo mejoras en las condiciones de vida. En muchas ocasiones, los maestros con preparación como agentes de desarrollo local ayudan a las comunidades para el desarrollo de proyectos que les permitan mejorar un canal de regadío, construir una sede vecinal, instalar espacios de juegos para los menores o desarrollar un emprendimiento.

En la situación de los profesores que trabajan en aula multigrado deberán propender a perfeccionarse en esta especificidad pedagógica, que cada día presenta a nivel mundial más producción de conocimiento, didácticas particulares, formas de evaluar y recursos especialmente preparados para estos efectos.

Elementos de pedagogía rural deben ser considerados para todos los profesionales de la educación que se desempeñan en los establecimientos educacionales en los territorios rurales.

Según su opinión, ¿las universidades, especialmente las públicas, deberían abrir y mantener pedagogías y/o especializaciones en educación rural y no tender a que éstas desaparezcan? ¿por qué?

A partir de 2021, no existirán en el país pedagogías que estén dedicadas a formar profesores para atender establecimientos en territorios rurales.

Nuestra universidad, en 1997 decidió retomar la formación de profesores básicos preparados para trabajar en escuelas rurales. Hasta 1974, seis Escuelas Normales Rurales formaban maestros primarios con esa especialidad. Lamentablemente, a partir de 2017, se descontinuó la carrera. El descenso de postulantes a pedagogía afectó severamente y obligó a tomar esa decisión.

Hoy, la Mesa Técnica en Educación Rural está proponiendo iniciar un proceso de estudio para generar la especialidad en Educación Rural que sería ofrecida por universidades pertenecientes a la Red Rural, tanto a estudiantes en formación inicial como a profesores en servicio.

Debo insistir en mi argumentación inicial, la Educación Rural formal es un subsistema educacional que necesita de profesionales que puedan atender a partir de las propias características del territorio, de la cultura local, de sus necesidades y expectativas, a los estudiantes en sus procesos de aprendizaje. Se necesitan, por lo tanto, profesores que puedan atender y respetar esas particularidades, pero que tengan la preparación para hacerlo.

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