Un viaje por el universo de las emociones fue la invitación hecha por el Dr. de la Universidad de Barcelona, Rafael Bisquerra, en la charla “Educación emocional en la formación de los estudiantes”, realizada en la Universidad de Playa Ancha ante un centenar de docentes y universitarios.
El catedrático español, especialista en Orientación Psicopedagógica, desde mediados de los noventa ha centrado su investigación en la educación emocional. Convocado por Convenio de Desempeño en Formación de Profesores y la Unidad de Mejoramiento Docente, trabajó durante cuatro días con profesores de la UPLA en la integración del componente emocional en los programas formativos.
En su participativa exposición hizo un paralelo metafórico entre el universo cósmico y el mundo de las emociones del ser humano. Graficó mediante galaxias y constelaciones las relaciones emocionales positivas y negativas presentes en el interior de cada persona.
Las emociones, dijo, son una respuesta compleja del organismo que se activan a partir de la valoración que hacemos de lo que llega a nuestros sentidos o a nuestros pensamientos. “Las experimentamos con una triple componente neurofisiológica, es decir respondemos con todo el cuerpo. Y cuando tomamos consciencia de nuestras emociones, las podemos etiquetar, asignándoles un nombre en función del vocabulario emocional, lo que ayuda a conocer qué nos pasa por dentro”, precisó.
Las emociones son funcionales y fundamentales en la adaptación del individuo con su entorno. Salvo el amor y la felicidad que se aprenden, las emociones se transmiten genéticamente e inducen a comportarnos de una determinada forma, nos predisponen a la acción.
Galaxias positivas y negativas
Aclaró que no existen emociones buenas ni malas, sino positivas y negativas en las que hay presencia de bienestar y malestar, respectivamente. Agrupó las emociones básicas, aquellas que están presentes en todas las culturas, en familias a las que llamó galaxias. Navegó así entre el miedo -la más fuerte-, la ira, la tristeza, la alegría, el amor, la felicidad, la sorpresa y el asco. Viajó por cada una de ellas y la riqueza de sus matices.
“Estas galaxias de emociones están unidas por fuerzas gravitacionales tan potentes, que hay personas que quedan atrapadas en medio del triángulo de las emociones negativas, sin poder superarlas”, precisó Bisquerra.
La energía oscura que se desprende entre el miedo, la ira y la tristeza, atrae todo lo que está a su alrededor. “Ansiedad, estrés y depresión, matices de las emociones negativas, llegan a afectar al 45% de la población en algún momento de su vida”, sostuvo el especialista.
Universo en expansión
Respecto del amor, que requiere aprendizaje, Bisquerra señaló que es una de las emociones del universo en expansión, porque o bien se educa en él o el individuo puede quedar sin experiencia. Y es la galaxia que está más cerca de la felicidad.
No hace más de 200 años que se habla de las emociones así como las entendemos hoy. Antes se utilizó el término pasiones, que era un paso a las emociones, con una connotación negativa. “Solo en los últimos 15 años se han puesto en circulación una serie de palabras como fluir, florecer o saborear incorporadas en la investigación científica en el marco de la psicología positiva, que son manifestaciones de este universo emocional en expansión”.
El español sentenció: “Estamos ante el reto de quedar atrapados en las emociones negativas o bien hacer el esfuerzo de configurar constelaciones positivas, de las cuales la alegría es emoción básica, pero el amor y sus matices como el respeto, la confianza, el afecto, la gratitud, entre otros, tienen que ver con la educación. Incluso el hecho de ser feliz, el fluir, el bienestar, son consecuencia del aprendizaje”.
Superar las constelaciones oscuras, convirtiéndolas en emociones positivas se logra con el desarrollo de competencias emocionales a través de la educación. Y habrá que plantearse cómo estamos educando emocionalmente, puesto que hay ciertas emociones que han ido cambiando en el tiempo, moldeadas por el contexto social, y no nos hemos dado cuenta de qué manera las estamos educando. Según como la sociedad educa se van configurando las emociones, ayudando a aproximarnos a las emociones en expansión.
La tarea no es menor, pues en el universo de Bisquerra hay más de 300 emociones y un estudio realizado sobre el vocabulario emocional identificó más de 500. “En el mejor de los casos ocupamos un 10% de este vocabulario, con lo cual tenemos una gran riqueza emocional por descubrir”, concluyó.