David G. Miranda: “Una cosa es hacer políticas educativas inclusivas y otra distinta es abordar las fuerzas discriminatorias dentro de una sociedad”

El desarrollo histórico de la educación en Chile, el desarrollo del mercado educativo y todo lo que ha implicado el derecho a la educación, las nuevas políticas educativas y las crisis recientes, nos señalaban estas dos grandes dimensiones, la política educativa y las cuestiones derivadas de la dimensión territorial de la desigualdad”, señala el coordinador pro tempore del Doctorado en Educación Consorciado, Dr. David G. Miranda, “y en esta dimensión territorial hay un componente bastante fuerte que no necesariamente se aborda desde la política educativa, y es la interculturalidad”.

Con el fin de propiciar la articulación entre investigadores e investigadoras de América Latina y responder colaborativamente interrogantes asociadas a la triada Educación, Política e Interculturalidad, el programa doctoral está desarrollando un proyecto de Fomento a la Vinculación Internacional para Instituciones de Investigación (FOVI), línea concursable de la Subdirección de Redes, Estrategia y Conocimiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

De esa manera, la “Red Latinoamericana de Educación, Política e Interculturalidad” permitirá la movilidad internacional, desarrollo de proyectos de investigación, realización de clases y seminarios con la Universidad de Playa Ancha como institución beneficiaria, las universidades de Los Lagos (ULagos) y de Antofagasta (UA) como instituciones nacionales asociadas y los grupos de trabajo de Educación e Interculturalidad, Educación Popular y Pedagogías Críticas, y Políticas Educativas y Derecho a la Educación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), como instituciones extranjeras asociadas.

Políticas educativas e interculturalidad

Sustentado en las políticas e instrumentos públicos a nivel nacional en educación y la necesidad de cooperación académica entre las universidades estatales, el programa doctoral tiene un carácter interregional que vincula la macrozona norte con la Universidad de Antofagasta, centro con la Universidad de Playa Ancha y sur con la Universidad de Los Lagos. En esa complejidad desarrolla tres líneas de investigación “Política educativa”, “Educación, territorio e interculturalidad” y “Enseñanza y aprendizaje”.

En particular, la segunda línea emerge de la necesidad de contar con investigadores e investigadoras interiorizadas en estas temáticas no sólo en términos educativos, sino también desde las perspectivas sociales, culturales y políticas de las tres macrozonas involucradas. De esa manera, este proyecto permitirá robustecer esta línea y dialogar con discursos, experiencias y proyectos educativos de América Latina y El Caribe que han explorado la educación intercultural bilingüe, los debates en torno a la relación entre educación, interculturalidad y descolonización, así como la educación intercultural y los procesos migratorios.

– El proyecto guarda directa relación con una de las líneas de investigación del programa doctoral, ¿cómo determinaron o detectaron esta pertinencia?

“Uno de los integrantes del consorcio, la Universidad de Los Lagos – que está en distintas ciudades desde Osorno hasta Chiloé – ha desarrollado fuertemente un trabajo de interculturalidad en educación, lo mismo con la Universidad de Antofagasta, entonces en esa línea quisimos poner el énfasis del proyecto y vincularla con la política educativa porque consideramos que no son áreas que puedan estar aisladas una de la otra, sino que tienen una intersección y esa intersección es la que nos ocupa para el desarrollo de los trabajos de investigación en este proyecto”.

– Hasta el momento, ¿cómo ha sido abordada esta intersección?

“Cuando la política pública aborda interculturalidad lo hace frecuentemente desde dos cuestiones, una es la educación intercultural bilingüe, pensada principalmente en educación escolar, y otra es la problemática del financiamiento de su acceso. Un ejemplo de ello en Chile es la Beca Indígena y esta es nuestra realidad que, quizás, esconde muchas desigualdades de carácter geográfico, lingüístico y ontológico. Epistemológico, también, sobre cómo se aproximan las personas [a la educación], cómo crean conocimiento desde su acervo cultural”.

– Y en educación superior, ¿cómo podríamos avanzar en este ámbito?

“En Chile queda mucho camino por recorrer y por eso también es interesante ver la experiencia de otras latitudes. Nosotros tenemos una brecha de información importante. Hoy día están realizando la Evaluación Nacional Diagnóstica y cuando revisamos la información de los estudiantes que rinden esta prueba, que es obligatoria a nivel nacional para estudiantes de pedagogía, uno puede segmentar los datos por sexo, región, dependencia administrativa del establecimiento de origen y otros, pero no tenemos información sobre su origen, si pertenecen a pueblos originarios o no, cuando solamente bastaría con incorporar un ítem”.

– O sea, queda a criterio de cada una de las instituciones…

“Sí, entonces eso nos habla también de cuál es el nivel de centralidad de esa discusión a propósito de los instrumentos que se aplican para poder medir, evaluar y luego proponer política pública”.

– Y en ese sentido, ¿qué van enseñándole estas otras universidades asociadas a la UPLA?

“Yo creo que la UPLA tiene mucho que aprender en esta materia, sobre todo cuando uno mira las estadísticas que se publicaron hace unos años atrás sobre cantidad de estudiantes que se autorreconocen como pueblos indígenas y la UPLA está entre las primeras universidades. Aunque uno piense que no, tiene un grupo significativo de estudiantes que pertenecen a estos grupos y lo que me preocupa como profesor es que esto no salte a la vista”.

– En esa línea, ¿cómo este proyecto les permitirá una aproximación distinta?

“Interiorizando la experiencia de nuestros vecinos que tienen distintas composiciones a nivel social y distintos entendimientos de lo que significan los grupos éticos representados en cada país. La interculturalidad en Brasil no es lo mismo que la interculturalidad en Chile, Perú o México. En México, por ejemplo, si la persona habla una lengua indígena puede considerarse que esa persona corresponde a este grupo. En el caso chileno, en cambio, nosotros apelamos al autorreconocimiento, entonces hay que entrar a conversar en muchas categorías para poder ver cómo abordamos el problema y hacemos una contribución”.

Estado de avance

– Este financiamiento fue adjudicado a finales del año pasado, ¿cuál es su estado de avance?

“El primer producto que tenemos ya en funcionamiento, o sea, que está ya generando el primer movimiento es un libro que esperamos lanzar este año. Hemos realizado una convocatoria a nivel latinoamericano y hemos recibido bastantes propuestas de Colombia, México, Argentina, Perú y también de Chile para poder, digamos, hacer esta primera discusión y luego vamos a desarrollar otras acciones en el marco del proyecto. De hecho, solamente revisando las propuestas para el libro, hay muchísimas temáticas que están en la discusión. Lo que a nosotros nos gustaría es poder vincularlo permanentemente con la discusión de política pública porque es una cuestión que consideramos prioritaria y transversal. También hay otros problemas que podríamos abordar que, a mí al menos, me interesa mucho como es el racismo porque esa es la otra cara de la moneda. Una cosa es hacer políticas educativas inclusivas y otra distinta es abordar las fuerzas discriminatorias dentro de una sociedad, cuestión que se exacerba a partir de discursos racistas y xenófobos. Sin duda se trata de un problema para abordar desde la educación”.

– Además de este libro, ¿qué otras acciones proyectan?

“Todo lo que nos permite la convocatoria y en ese caso estamos hablando de movilidad académica, fundamentalmente, a través de una convocatoria de pasantías vamos a traer al menos un representante de cada grupo de trabajo de CLACSO en cualquiera de sus sedes, ojalá en el mayor número posible, y por otra parte, nosotros como académicos del programa también vamos a tener la posibilidad de desarrollar pasantías en los lugares donde trabajan los colegas de la red”.

– Tras el ingreso de un nuevo grupo de estudiantes al programa, ¿cómo evalúa estos primeros dos años de doctorado?

“Ha sido súper interesante poder empezar con un doctorado que es pionero en muchas cosas. Primero, a nivel de universidades estatales. Existen otros doctorados, muy bien evaluados, por cierto, pero esta es la primera experiencia desde universidades estatales. Segundo, desde universidades estatales regionales, lo que nos permite entrar en la discusión desde lo que significa estar en regiones en un sistema educativo como el chileno.

Finalmente, tiene que ver con cómo, al estar tan alejados, hacemos todo lo posible para no estar aislados, entonces, hemos conformado un único grupo de trabajo de profesores y estudiantes. Ha sido una experiencia buena, mejor de lo que esperábamos y con una modalidad ambiciosa”.

– Finalmente, ¿cómo este proyecto tributa en su formación y su desarrollo investigativo?

“Este proyecto tiene un fuerte impacto en la formación de investigadores, principalmente a través de la internacionalización articulada del programa de Doctorado Consorciado, y también a nivel del claustro, dado que permite la movilidad académica en pasantías de investigación. Asimismo, toda la actividad del proyecto tendrá un impacto en la comunidad, puesto que las actividades docentes serán de carácter abierto, en el caso de nuestros invitados internacionales, al igual que los resultados de investigación que serán publicados también de forma abierta”.

Fuente: Constanza Lobo Sánchez, periodista de la Vicerrectoría de Investigación, Postgrado e Innovación.

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