Celebramos hace pocos días el We Tripantu, el año nuevo mapuche. Aunque corresponde al solsticio de invierno, marca el renacimiento de la naturaleza que llegará a su plenitud en verano. Por lo tanto, es también un recordatorio del triunfo de la vida, el inicio de un nuevo ciclo.
En la Universidad de Playa Ancha lo celebramos con una ceremonia tradicional, agregando otros significados. Lo destacamos como un ejemplo de la sabiduría de nuestros pueblos originarios, que fueron capaces de comprender que el verano nace en el invierno, cuando el sol aún parece tan lejano. Es un evento que conjuga varios elementos de la cosmovisión existente en nuestra América antes de la llegada de los conquistadores y que deberían rescatarse: el respeto a la naturaleza y la armonía con ella, pero también otros como el respeto a los mayores y a las mujeres.
Lo que nos lleva a la interculturalidad, al diálogo entre culturas diferentes pero ubicadas a un mismo nivel, sin considerar a una superior a la otra. Es donde la universidad puede y debe hacer su mayor aporte, ya que es parte de su quehacer habitual. Se traduce en un intercambio horizontal de saberes, donde se reconocen identidades y miradas distintas. Además, debería permear las distintas facetas que tiene la actividad académica: la enseñanza, la investigación, la creación, el trabajo en sus territorios, la preservación cultural…
Entre paréntesis: si bien puede ser más claro en el caso de las universidades, especialmente las estatales, esta preocupación intercultural debería estar presente en todas las comunidades educativas, desde la primera infancia, e incluso en las diversas reparticiones públicas.
Hay acciones, no solo palabras. Lo pudimos comprobar hace un par de meses, cuando representantes de distintas universidades estatales y de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) se reunieron para intercambiar experiencias sobre las acciones que desarrollan sus equipos académicos y representantes de los pueblos originarios, acciones que fortalecen la interculturalidad, el bilingüismo y la identidad cultural de estudiantes indígenas.
Es interesante lo que se está haciendo respecto a la formación de educadores y educadoras de lengua y cultura indígena, ya que a ellos y ellas les corresponderá una labor básica para la difusión de la interculturalidad, con un efecto creciente a largo plazo.
Más recientemente, retomamos este tema en una reunión con la Comisión de Cultura y Educación del Consejo Nacional de Conadi. Para nuestra universidad, fue el momento de destacar los avances en la carrera de Técnico Profesional en Traducción Mapuzugun-Español, que imparte desde el año pasado. No solo formamos traductores, sino que los preparamos en todo lo referente a la cultura y tradición mapuches.
Cierto: es un paso pequeño. Pero es un paso en la dirección adecuada, cuando nuestro país recién comienza a avanzar en el postergado diálogo intercultural. Todo indica que estamos en el inicio de una nueva era, en que ambas culturas aprenderán una de la otra y se enriquecerán mutuamente. Un “We Tripantu” de otro tipo para toda la sociedad.
Carlos González Morales
Rector Universidad de Playa Ancha