Doctoras Marlén Figueroa y Lilian Loezar, psicólogas: “Sentirse acompañados es clave para enfrentar el trauma”

“Recuerdo que estábamos todos en casa y los perros ladraban mucho. Salí al patio y teníamos el fuego atrás. Entonces les grité a todos que había que salir y que agarráramos a los perros….dos se metieron debajo de la casa, la que después se quemó completa….No pudimos hacer nada, pero al menos mi familia y yo estamos bien. No sé qué vamos hacer ahora, pero al menos estamos juntos”.

Ese es parte del triste relato de Ángela, una vecina del sector de El Olivar, quien junto a otras miles de personas se vio afectada por los incendios del 2 de febrero. Allí, donde murieron más de 130 personas, se quemaron doce mil viviendas y murieron decenas de mascotas. Allí, donde se quemaron 43.000 hectáreas y donde hoy el olor a humo sigue azolando en cada rincón, en cada quebrada, en cada cerro.

Lograr comprender qué ocurre tras vivir una experiencia tan devastadora como la pérdida y cómo se continúa, no solo es un proceso complejo, sino también requiere la contención de otros.

Así lo plantean dos profesionales del área de la Psicología de nuestra casa de estudios, Lilian Loezar Pérez y Marlén Figueroa Varela, quienes advierten que las alteraciones del sueño, cambios de humor, angustia y reacciones postraumáticas, son parte de los efectos que podría sufrir una persona que vivió este tipo de experiencias.

Sin embargo, las profesionales advierten que no todos reaccionarán de la misma forma, porque cada uno percibirá la misma situación de distinta manera. Concretamente, la Dra. Lilian Loezar precisa que un adulto mayor, que lo pierde todo, reaccionará en forma diferente a una persona que tiene 25 años y que puede proyectarse en el tiempo.

“En una persona de más edad, el golpe es mucho más fuerte. La sensación de vulnerabilidad en la que se encuentra es mucho mayor, primero por su edad y, porque muchos de ellos está jubilado o por terminar su vida laboral. Entonces, sabe que tendrá una baja sustantiva de su sueldo, como para pensar en que va a volver a levantar su casa”, dice la Dra. Loezar, quien agrega que, desde el punto de vista vital, durante un incendio, también hay pérdida de historia, de conocidos, de barrio, y pérdida de identidad. Ello, porque –explica- uno no solo se identifica con el nombre o el físico, sino también con un contexto, que desapareció de una manera trágica.

Consecuencias en los niños

Dra. Lilian Loezar Pérez, piscóloga.

En el caso de los niños y niñas, las consecuencias de vivir una experiencia traumática como un incendio, también son significativas, pues ellos no logran comprender lo que está ocurriendo. La Dra. Loezar comenta que la incertidumbre es la principal sensación que ellos experimentan, porque pierden sus espacios conocidos, sus amigos y aquello que les da seguridad.

“En los niños y niñas hay una pérdida muy significativa, que no solo tiene que ver con lo material, sino también desde lo emocional y es probable que experimenten acciones regresivas, como dejar de controlar esfínter, temor a dormir solos, ansiedad o angustia, porque pierden lo que les resulta seguro”, dice la Dra. Loezar.

Otra consecuencia que afecta a muchas personas que sufren este tipo de tragedias, es que pierden la jerarquía de prioridades. Ello, porque surge la genuina inquietud de por dónde comenzar, porque todo es urgente (ropa, alojamiento, comida, útiles de aseo, etc..).

“Por eso, los primeros auxilios psicológicos son tan importantes, porque permiten jerarquizar las necesidades, ordenar, revisar cuáles son las alternativas, buscar el apoyo psicosocial. En este contexto, los contactos con las municipalidades y los entornos, son fundamentales”, asegura la Dra. Loezar, quien agrega que se hace necesario que los Centros de Atención Familiar hagan seguimiento de los casos, pues hay una historia que se perdió y un duelo que hay que vivir.

“En la medida que las personas sientan que no están solas, que hay apoyo y opciones, podrán mirar hacia adelante y avanzar. Las personas necesitan acompañamiento, porque deben replantearse la vida. Necesitan contención y validación”, afirma la especialista, quien invita a todos los colegios profesionales (psicólogos y asistentes sociales) y voluntarios a hacer un apoyo sistemático para quienes se vieron afectados por el incendio.

De crisis a catástrofe

Dra. Marlén Figueroa Varela, coordinadora del Observatorio Psicosocial en situaciones de Emergencia.

Este mismo énfasis hace la psicóloga, Dra. Marlén Figueroa Varela, en su calidad de coordinadora del Observatorio Psicosocial en situaciones de Emergencia, quien precisa que esta crisis pasará a ser catástrofe o desastre, dependiendo de los recursos que tenga la comunidad para enfrentar esta situación. Apunta a que, si bien hay una primera respuesta, que es inmediata, se trata de un proceso que se desarrollará a lo largo del tiempo y que requerirá de un apoyo constante.

“Dentro de la evolución de las situaciones de crisis, hay una primera etapa, que se llama ‘etapa heroica’, porque todo el mundo quiere estar pendiente, quiere apoyar, pero eso tiene una duración breve en el tiempo. Por eso es muy importante saber que son situaciones de largo aliento, donde es necesario rescatar la importancia que tiene sentirse acompañado, tener una red de apoyo, sentir que uno es parte de una comunidad que te sostiene y te cuida. Por lo tanto, todas las iniciativas colectivas, en este momento, son relevantes”, afirma la coordinadora del observatorio.

En este contexto –advierte- que el concepto de comunidad resulta clave para avanzar hacia una recuperación real de la persona afectada, cuya labor debe ser organizada para evitar sobreintervenir u obstaculizar el trabajo que realiza la primera línea. Junto con ello, la profesional sostiene que es importante recoger las necesidades y demandas específicas que existen, porque no todos los grupos o personas han sido afectadas de la misma manera. En algunos casos- dice, será el duelo por haber perdido un ser querido, un amigo; el duelo por perder la casa; el entorno donde una persona creció e hizo su vida; o bien, el impacto que puede generar ver a otros sufrir este tipo de pérdidas, lo que se denomina ‘trauma vicario’.

“Es importante que el apoyo sea coordinado y colaborativo. Dar un espacio de agencia a las personas, para que la ayuda no solo sea asistencialista. Esto significa hacerlas protagonistas, activar sus propios recursos y redes para que puedan ir reconstruyendo el tejido social de una manera orgánica, ya sea los Cesfam, las juntas de vecinos, los colegios, las iglesias. Es decir, acompañar desde la institucionalidad, lo que ya existe”, dice Marlén Figueroa, quien subraya que podremos avanzar en la medida que lo colectivo y la comunidad se haga presente en la vida de todas y cada una de las personas.

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