Con un énfasis en los y las agentes que han desarrollado la música clásica en Chile y cuyas historias escapan del registro canónico nacional, se realizó la primera actividad del Anillo Músicas y Patrimonio (ANIMUPA) en Valparaíso con un encuentro gratuito en el Museo Universitario del Grabado (MUG UPLA).
Con la moderación de la sociomusicóloga de la Universidad de Playa Ancha e investigadora principal de ANIMUPA, Dra. Eileen Karmy, la mesa redonda “Músicas olvidadas: búsqueda y construcción de archivos” contó con la presencia de Constanza Arraño, Fabián Tobar y Francisca Moraga, musicólogos y musicólogas con experiencia en investigación musical que dialogaron sobre metodologías, desafíos y soluciones del quehacer historiográfico musical.
“Esta actividad va en línea con el objetivo de este proyecto que busca trascender desde una idea tradicional de la música, centrada en la obra o en sus compositores, hacia una mirada integral que recoja la compleja red de personas y agentes que hacen posible que ocurra la música docta en Chile”, expresó la gestora de la actividad, Eileen Karmy.
Músicas olvidadas
“¿Por qué hay personas que quedaron fuera del relato musical?”, se pregunta la musicóloga histórica y docente del Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad Técnica Federico Santa María, Constanza Arraño: “Al analizar los trabajos de otras personas que han estudiado la historiografía musical docta chilena, nos damos cuenta que esta se escribió en torno a las figuras del Conservatorio Nacional y que se excluye tres grandes grupos: mujeres, intérpretes y personas que vivían fuera de la capital”.
En el esfuerzo de visibilizar a las músicas olvidadas al interior de esos tres grupos, Arraño dio cuenta del ejercicio archivístico que ha desarrollado al investigar figuras como las de Pablo Garrido, compositor, intérprete y activista sindical del Valparaíso del siglo XX, Carmela Mackenna, pianista y compositora del siglo XIX, y Jorge Peña Henn, director de orquesta, intérprete y educador de la música que gestó las orquestas infantiles y juveniles de Chile.
A su vez, el musicólogo Fabián Tobar relató la iniciativa familiar que, desde el año 2011, está gestionando, sistematizando y difundiendo el archivo del compositor y pianista Enrique Soro. En ese sentido, Tobar dimensiona cómo la obra del creador de la primera sinfonía chilena, que contempla obras de piano, improvisaciones y obras de cámara, serían desconocidas sin la labor que realizan desde la Fundación Enrique Soro (FES).
“Al estudiar la vida y círculo social de Soro es posible seguir el rastro de otras personas que han sido olvidadas en la música, como la catedrática de Estética de la Música en el Conservatorio durante 1910, una mujer de la que siempre me he preguntado qué habrá pasado con ella. Entonces pienso que, a partir del canon de una figura, se puede llegar a los sujetos que no quedaron en la historia, se puede hacer hablar a los manuscritos”, dice Tobar.
Finalmente, Francisca Moraga, contrabajista y musicóloga, habló sobre su experiencia archivística en relación a Finette de Etchegaray, pianista y conductora radial de Panguipulli, y Renato Salvati, empresario italiano que creó el Teatro Municipal de Santiago. Al respecto, Moraga reparó sobre estos gestores de la música que, desde dos lugares completamente distintos, realizaron esfuerzos incansables para posibilitar la creación artística.
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(Constanza Lobo S., periodista Dirección General de Investigación)