Contaminación lumínica altera el reloj biológico de las personas

Un tercio de los chilenos vive en zonas donde la iluminación artificial no deja ver las estrellas. Claro ejemplo de contaminación lumínica, que normalmente no advertimos, pero puede tener consecuencias en nuestra salud, como advierte Claudio Berríos, académico y subdirector del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad de Playa Ancha.

El experto fue consultado por el diario El Mercurio, en su edición del martes 16 de mayo, Día Internacional de la Luz, a propósito de la nueva norma lumínica que entrará en vigencia en todo el país.

La legislación se hizo necesaria para proteger la salud de las personas y la biodiversidad, ante el aumento de la contaminación por luz artificial y sus efectos en la población. Actualmente, el problema está regulado solamente en las tres regiones en que existen observatorios astronómicos.

Claudio Berríos aseguró que la contaminación producida por la luz altera el reloj biológico del organismo. Según explicó al diario de circulación nacional, “la luz diurna permite sincronizar los ciclos día-noche en el organismo. Cualquier interrupción de este ciclo por efecto de una fuente luminosa produce cambios nocivos que impactan en la salud”.

Agregó el académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas que esto puede inducir diferentes alteraciones en el organismo, como trastornos del ánimo, enfermedades metabólicas o neurodegenerativas, así como algunos tipos de cáncer, por ejemplo.

Entre otras medidas para enfrentar estos problemas, la nueva normativa regulará la instalación de avisos y letreros luminosos, la certificación de luminarias, así como en el cambio de luz blanca fría (más contaminante) al uso de luz cálida.

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