Tomando prestados los nuevos ojos de la tecnología, la comunidad porteña podrá explorar hasta el 2 de junio, el microcosmo de las especies florísticas de la región de Valparaíso a través de “Palyno”, exposición artístico científica del director del Laboratorio de Geografía Ambiental y Palinología de la Universidad de Playa Ancha, Dr. Jean Pierre Francois, que actualmente forma parte de las exhibiciones temporales del Museo de Historia Natural de Valparaíso (MHNV).
Con la coautoría de la arquitecta y estudiante del Doctorado Interdisciplinario en Ciencias Ambientales de la UPLA, Carolina Quinteros, y la participación de las profesionales María Villarroel Muñoz, Paulina Hernández e Isadora Schneider, la intervención museográfica revela las composiciones, formas y texturas de los granos de polen de quince especies nativas e introducidas a partir de los hallazgos realizados con la utilización de un microscopio electrónico de barrido o SEM.
Por este motivo, la exposición cuenta con la particularidad técnica que, a diferencia del haz de luz utilizado por otros instrumentos, “lo que aquí estamos viendo es el flujo de transmisión de electrones por una superficie, es decir, una técnica completamente distinta que no tiene relación al juego tradicional de luces y sombras, sino la transmisión de electricidad en los granos de polen”, explica el investigador del Departamento de Ciencias y Geografía, dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas.
Desde una palinoteca hacia una exposición museográfica
Cinco años atrás, en el marco de su proyecto de investigación “Reconstruyendo la historia posglacial de Chile Central, una propuesta paleo para la contextualización de escenarios climáticos futuros” (Fondecyt de Iniciación N° 11170566) y en el interés de reconstruir las especies vegetacionales históricas de ecosistemas costeros y cordilleranos representativos de la biodiversidad local, como es el Santuario de la Naturaleza Acantilados Federico Santa María y el Parque Nacional La Campana, el Dr. Francois desarrolló la primera biblioteca de polen de la región de Valparaíso y los primeros registros en microscopio electrónico de barrido.
– ¿Cómo ocurre esta transición entre su proyecto inicial, la realización de una palinoteca y esta exposición científica?
– “Este proyecto, en un principio, buscaba reconstruir la historia ambiental de Chile Central a través de la palinología, es decir, el estudio del polen fósil encontrado en estos archivos naturales que son los sedimentos y que, en el caso del polen, te permite ir reconstruyendo la vegetación de estos ambientes. Para esto nosotros utilizamos, normalmente, microscopios ópticos y, a partir de allí, decidimos tener un set de calibración para conocer los granos de polen. Fuimos armando nuestra palinoteca, nuestro set de muestras de polen y nuestras imágenes ópticas, hasta que nos preguntamos, ¿qué pasa si utilizamos otro microscopio?”
– ¿Y qué encontraron con este cambio de equipos?
– “Apareció un mundo, un micromundo con todas estas formas increíbles. De hecho, es mucho más fácil describir los granos de polen así que a través del microscopio óptico, porque es posible entender sus formas y, sobre todo, sus texturas. Las superficies son muy difíciles de ver con microscopio óptico, pero aquí aparecieron y fue maravilloso. Entonces, el desafío y lo que nos animamos a hacer fue darle una vuelta y transformarlas en lo que estamos viendo hoy porque, en un sentido estricto, la idea era generar una palinoteca con muestras de referencia, pero ante la maravilla que fuimos encontrando es que nació la inquietud de llevarlo un paso más allá.
A partir del ojo de Carolina Quinteros, arquitecta y estudiante del Doctorado Interdisciplinario en Ciencias Ambientales UPLA, las fotografías resultaron en composiciones artísticas donde la única alteración está en la edición estética de las imágenes del microscopio electrónico de barrido”.
– ¿Cómo “este paso más allá” adquiere la forma de una intervención museográfica?
– “Han cambiado mucho las cosas porque, claro, la “parte A” del trabajo era desarrollar un documento formal, tener una especie de catálogo del polen asociado a la planta, un herbario con las imágenes de microscopio óptico y la unidad de medida para obtener una escala, pero aparecieron estas imágenes y al mirarlas encuentro que, sí, son de muy buena calidad, pero están en bruto y no tienen contraste. Entonces ahí vi ese potencial porque, bueno, son formas muy arquitectónicas, el polen en sí es muy estructural y por eso es muy difícil de romper”.
– ¿Qué tipo de ediciones hizo sobre las imágenes?
– “Me puse a jugar con las imágenes preguntándome cómo podíamos resaltar el valor de estas imágenes, así que modifiqué las luces, los contrastes y aparecieron estas versiones resaltadas, pero ahí aparecieron otras preguntas: ¿Qué historia contaremos acá? ¿Cómo las ordenamos? ¿Cómo armamos un cuento que la gente entienda? Entonces, allí surgió la idea de escalarlas, agruparlas y centrarnos en el detalle de la superficie o textura”.
A partir de los resultados finales es que el Dr. Francois empezó a socializarlas en laboratorios, con amigos y en colegios.
– ¿Y qué tipo de reacciones provocó en las personas?
– “A todo el mundo le gustó, apareció un interés genuino por ver más de esto. De hecho, fue en ese tipo de interacción que mostramos las imágenes al Museo de Historia Natural de Valparaíso, a partir de otras diligencias, y allí surgió un interés inmediato por realizar una exhibición. Esto fue en diciembre del año pasado, ahí nos mostraron el espacio y se definió una fecha de inauguración que ocurrió ahora, a principios de abril”.
Curatoría a pulso
En el caso de “Palyno”, la curatoría comenzó mucho antes. El trabajo en terreno, la colecta y procesamiento de muestras, así como la creación del herbario y del catálogo de polen fueron pasos anteriores a toda la experiencia del montaje que, así como el proyecto mismo, fue encauzándose “en un discurso que se armó solo, que pensamos de una manera y terminó de otra, pero en la que estoy conforme, porque es el resultado de todo este aprendizaje”, según el investigador principal.
– ¿Esta misma espontaneidad influyó en la selección de especies que vemos en la exhibición?
–CQ: “Claro, aparecieron solas. Esta selección tiene mucho que ver con los lugares donde fueron colectadas las muestras y que son característicos por su alta concentración de especies”.
–JPF: “Tan así que contamos con más de 100 muestras, pero de ellas hemos procesado alrededor de 30, y tan sólo la mitad está en exhibición. Muchos otros registros forman parte del procesamiento con el primer microscopio, así como también tenemos fotografías que están siendo compartidas en colegios. Todo eso fue determinando la muestra final”.
–CQ: “Otras especies fueron descartadas por la calidad final de la imagen, sobre todo aquellas que no fueron bañadas en oro”.
– ¿Por qué realizaron ese tratamiento?
–JPF: “Por la transmisión, ya que en estas imágenes no está plasmado un flujo de luz, sino de electrones. Las materias orgánicas, como es el caso de los granos de polen, no son buenas conductoras de electricidad. En el caso de las primeras imágenes que realizamos en el microscopio electrónico de barrido, las hicimos sin este proceso y no resultaron muy bien. Una vez probamos bañarlas en oro es que los granos aparecieron mucho mejor”.
–Tan así que estos registros parecen ilustraciones o creaciones humanas…
–JPF: “Lo que uno hace es capturar y relevar estas formas, pero es una creación de la naturaleza. La creadora es la naturaleza y ella es la fuente de creación y de admiración, siempre nos sorprenderán estas formas artísticas”.
La creatividad, en ese sentido, es esencial para interpretar esta innovadora aproximación a la flora chilena. “Ese fue el motivo por el que no quisimos sumar fotografías de las plantas, porque las teníamos, pero decidimos sumar un código QR para no quitar la atención de la imagen y que esta logre hablar por sí sola, porque si no te dicen lo que es, te puedes imaginar muchas cosas”.
Multisensorialidad
En la búsqueda de nuevas formas de divulgación y vinculación con el conocimiento científico, el equipo detrás de la exposición planea migrar a la itinerancia, la bidimensionalidad visual de las imágenes y la exploración táctil mediante la impresión de modelos 3D. “Queremos rescatar las texturas, también, de manera que las personas ciegas pueden explorar los granos de polen a través del tacto”, refuerza el Dr. Francois, “el límite, en el fondo lo va diciendo la gente y, sobre todo, los niños. Ellos no están sesgados y te llevan a otros lados. Esa es la naturaleza de este proyecto colaborativo que, en sí, es la mezcla de personas que confluyen en un momento y ven una oportunidad”.
Finalmente, Palyno ha servido como la puerta de entrada para explorar otras áreas. De esa manera, el investigador cuenta que han instalado captadores de polvo en distintas partes de Valparaíso. “Estos micropaisajes son parte de otra patita que hemos desarrollado y que también está pensada en un sentido científico y artístico, que es un mundo que me ha gustado y que tiene un gran valor, porque podemos reconstruir fenómenos de miles de años. Es todo un pequeño mundo para entender otras cosas”.
Fuente: Constanza Lobo, periodista Dirección General de Investigación.