“Sabido lo que son los piroeventos asociados a la vegetación, es acertado conocer cuáles son las causas en la generación de estos y, en este sentido, hay que hacer mención que los incendios forestales (I.F.) pueden ser considerados como eventos de antigua data. Acerca del motivo de su ocasionar, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través del Servicio Nacional del Manejo del Fuego (Argentina), informó que hay respectivamente causas naturales y, dentro de la mismas, la más significativa y común es la caída de rayos producidos por tormentas eléctricas, principalmente, cuando estas no son acompañadas de lluvia.
A fin de complementar esta incidencia hay que mencionar que, en ciertas áreas del mundo, los rayos también han ocasionado incendios, contribuyendo al desarrollo de algunas formaciones vegetales, eliminando individuos sobremaduros, estimulando la semillación, abriendo espacios y creando condiciones para la regeneración natural.
Otra procedencia que puede producir I.F. a raíz de hechos naturales, es la actividad volcánica (caso de la islas de Hawái (2021) y Canarias (2021).
Sin embargo, el factor dominante en estas quemas, según la misma institución, lo preponderante es la acción antrópica y, en este concierto la presencia del hombre en los montes, bosques o en sus adyacencias, inevitablemente va acompañada de elementos, quehaceres o instalaciones que pueden ocasionar incendios, ya sea por negligencia (fogón mal apagado) o fuegos intencionales para
deforestar. En este segmento, desafortunadamente en el último siglo la frecuencia de los I.F. ha aumentado en todas las regiones del mundo, siendo el principal vector la acción del ser humano y, en este aspecto, las investigaciones de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) de Chile indican que el origen de los incendios recae en la acción humana, y, en ese marco el 99,7% de los incendios se inician ya sea por descuidos o negligencias en la manipulación de fuentes de calor, o por prácticas agrícolas o por intencionalidad, originada en motivaciones de distinto tipo, incluso la delictiva.
En relación con lo indicado, otros organismos tal cual es la Fundación Aquae (España), agrega que «el cambio climático es causa y consecuencia de los incendios forestales. El aumento de las temperaturas es un factor de riesgo para la ocurrencia de estos fenómenos. El riesgo de incendios forestales depende de varios factores, incluida la temperatura, la humedad del suelo y la presencia de árboles y arbustos entre otros. El cambio climático hace que la materia orgánica se seque con más facilidad, aumentando así el potencial de propagación de los incendios forestales».
Ahora bien, acerca de los tipos de incendios forestales, el Dr. Luis López Zárate (2004) precisó en una interesante tipología de I.F. que, para lo acontecido en la macrozona sur de Chile lo más acertado serían aquellos referentes a Incendios de Superficie, los que se deben, porque « se quema el material combustible situado inmediatamente sobre la superficie del suelo, sin alcanzar las copas de los árboles. Esta capa comprende hojas, ramas muertas, troncos caídos, restos de talas, vegetación herbácea viva y matorrales».
Este tipo de incendios son los más comunes y, en consecuencia, los más estudiados (Trabaud, 1992). A la clasificación enunciada, se sumarían los Incendios de Copas que se caracterizan «por incorporar en mayor o menor grado la combustión de las copas de los árboles. Son los que presentan mayor dificultad para la extinción y peores efectos sobre la masa forestal, y se subdividen en tres categorías: incendios de copas pasivos, incendios de copas activos e incendios de copas independientes».
Y, por último, debido a las altas temperaturas ocurridas en el terreno, se anexan los Incendios de Subsuelo, que se producen cuando se quema la materia orgánica que se encuentra entre la superficie y la capa mineral del suelo. Dicha materia orgánica está compuesta por virutas, hojas muertas, raíces, residuos vegetales en descomposición, humus, etc.
Como síntesis, hay que establecer que todos los ejemplos explicitados podrían suceder de manera conjunta y/o simultánea dependiendo de varios factores del territorio en que se producen y, es evidente entonces, que para la realidad concreta del centro sur de nuestro país de no mediar una acción directa acerca del manejo de las masas boscosas, asociaciones vegetales medias y menores como asimismo de fauna asociada y paisajes antropogénicos, tendremos una potencial carga de fuego y diversidad de causas que potenciarían nuevamente la ocurrencia de estas devastadoras catástrofes y desastres, con los consabidos y degradantes efectos en el ámbito natural y social”.
***Gastón Gaete Coddou, geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.
Columna de opinión publicada en diario El Trabajo de San Felipe, el miércoles 15 de marzo de 2023