Dr. Juan Pablo Reyes reflexiona en torno al léxico y semántica antártica

Dr. Juan Pablo Reyes.

“Cuando la lengua española llegó a la Antártica y/o Antártida, se produjeron cambios en el significado y en la fonética, muy parecido a lo que ocurrió con los españoles al llegar al continente americano, con la gran diferencia, eso sí, que en el continente blanco, no había habitantes humanos previos. Eso fue lo que arrojó una investigación que les quiero compartir, porque cada día el continente de los pingüinos adquiere mayor trascendencia para la humanidad. Durante tres años, entre 2010 y 2013, específicamente y, a propósito, soñaba crear algo así como la lingüística antártica, la lingüística polar o la lingüística del frío. Hasta el momento mi búsqueda no arroja nuevas investigaciones de otros colegas, ni mayor interés (no se rían). El estudio que se realizó, tuvo dos áreas de la palabra, una referida al léxico y semántica antártica y consistió en analizar los significados de las palabras que designan o se refieren a aspectos del mundo antártico. Esto es, nombres que designen a paisajes, personas, actividades, objetos y acontecimientos. Se trata de analizar los cambios semánticos, que afectan a la lengua española en este nuevo continente y que ayudan a conformar e imaginar lo antártico. De este modo, las palabras resignifican en nuevos contextos, tanto verbales como no verbales, y designan nuevos referentes materiales e inmateriales. Algunos ejemplos son tipos de habitación: “techos redondos”, “ciudadelas”, “casa metálica”, “estaciones”, “campamentos”, “estancia”, “base”, “puestos con señas”, “vivac”, “pabellón”, “depósito (“nómade”/“sedentario”), “carpa (baño, piramidal, laboratorio, comedor), “tambucho”, “chiflonera”, y el transporte, “Patrulla”, “fragata”, “escampavía”, “balandra”, “bajel”, “patache”, “rompehielos”, “tractor oruga”, “trineo tirado por perros”, “panga”, “sky”, “tobogán”. Este nuevo mundo verbal, genera nuevas formas de relaciones sociales, culturales, simbólicas, nuevos lenguajes y nuevas representaciones y prácticas sociales. Los significados cambian con arreglo a los intereses vitales que prevalecen en cada región. Cuando cambian tales intereses, el sistema léxico se desplaza o se reorganiza para adaptarse a los nuevos puntos centrales de referencia. La otra área, consistió en un análisis semiótico de los textos publicitarios de refrigeradores, ventiladores, aparatos de aire acondicionado, heladeras, congeladores, frigoríficos, fábrica de hielo, empresas de helados, empresas de turismo y deporte antártico y para la nieve, fábrica de pistas de hielos, etc., nacionales e internacionales aparecidos, en revistas, periódicos, folletos, afiches, pancartas, gigantografías, trípticos, que circularon en distintas épocas del siglo XX. Tras dicha selección, el tratamiento del contenido específico referido al frío, consistió en establecer nexos, relaciones y asociaciones simbólicas socioculturales. Esto es, las asociaciones simbólicas, que forman parte de una red sígnica, que desea representar una imagen beneficiosa del frío, en relación a objetos de la tecnología actual, permitiría delimitar una imagen sociocultural atractiva para otros componentes del saber del receptor, como sería el caso de la imagen que este pueda crear de la Antártica. Parte de esta investigación, fue indagar en la creación literaria, en los discursos políticos, en los informes militares y científicos, aquí, el mencionado continente se llama, a veces, “el continente de los hombres solos”, “el desierto blanco”, “espacios australes”, “territorios australes”, “lo desconocido”, “espacios antárticos”, “tierras australes y antárticas”, “continente blanco”, “desierto blanco”, “solitaria región antártica”, “fértil continente habitable”, “la Antártida es un santuario”, “laboratorio natural”, “tierra de nadie”, “el lugar más inhóspito del planeta”, “El país del hielo”, etc. Y por último, se hizo recopilación de algunas de estas expresiones, a saber: “la ley del hielo”, “romper el hielo”, “la mitad de Chile es Punta Arenas, porque Chile llega hasta la Antártica”, “quedarse helado”, “la punta del iceberg”, “bola de nieve”, “banco de hielo”, “guerra fría”, “quedó helado”, “a sangre fría”, “avalancha de precios bajos”, “grieta”, “congelar los precios, los aranceles o una carrera profesional”, “polos opuestos”, “polarizado”, “vidrios polarizados”, “polo industrial”, “bipolar”, de refranes: “en las madrugadas de agosto han frío el viejo y el mozo”, “a manos frías, corazón ardiente”, “abril frío, mucho pan y poco vino”, “Agua fría y pan caliente, bolo en el vientre”, “agua fría y pan caliente, mata a la gente”, “agua fría y pan caliente, nunca hicieron buen vientre”, “caldo frío y vino caliente, no hacen buen vientre”, “a cada cual de Dios el frío como ande vestido”, “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”, “el caldo en caliente, la injuria en frío”, “zapaticos de charol, ni para el frío ni para el calor”, “abril frío, tortas de trigo”, “abril frío y mojado, hincha el granero y harta el ganado”, “la venganza es un plato para tomar frío”, “frío, frío como el agua del río”, “invierno frío, verano caliente…poco aliciente”, “cuando llueve y hace frío, hace la vieja su vestido”, “el frío puede entrar de repente, entre Navidad y los inocentes”, “Si el aire frío salta el Pirineo, por todas partes nieve veo”, “cada cual siente el frío como anda vestido”, “mayo arreglado, ni frío ni acalorado; ni muy seco ni muy mojado”, “mayo frío, mucho trigo”, y la toponimia que es mayoritariamente de lengua inglesa. Y, por supuesto, el uso del apodo, aunque parezca intrascendente “Diego y sus dos colegas son llamados “los rojos”. A la hora de las bromas (son casi constantes), el trío responsable de la autobomba y la basura se convierte en “El Municipio de Marambio””.

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