Estrecho de Magallanes y una imaginería del fin del mundo

Una réplica de la nao “Victoria”, ubicada en Punta Arenas, permite dimensionar desde el siglo XXI la hazaña de la navegación no solo de hace 500 años, sino de la navegación por los parajes inexplorados del fin del mundo. Con 27 metros de eslora y siete de manga, la “Victoria” fue la nave de madera en que viajó Hernando de Magallanes, la única de la flota que cruzó el globo y regresó al punto de partida tres años después, completando así el primer viaje alrededor del mundo, que no era su propósito.

“Es impresionante tomar conciencia de lo que esos navegantes realizaron entonces. No tenían instrumentos avanzados, viajaron por años en naves precarias aventurándose en mares desconocidos y peligrosos, y todavía con la creencia general de que el mundo era plano y que existía la amenaza de monstruos en el horizonte que ellos observaban”, dice el investigador Guido Olivares Salinas, profesor en la U. de Playa Ancha y autor de un libro que justo hoy adquiere su mayor significado.

Cada 21 de octubre se conmemora el primer avistamiento del Estrecho de Magallanes por la flota del navegante portugués, en Punta Delgada, la boca oriental del paso. En una cuidada edición de tapas duras, “Chile finis terrae” (Grafía Ediciones / LW Editorial, $20.000) viene a recuperar la historia de ese descubrimiento y de la circunnavegación, pero sobre todo a organizar la imaginería de los tiempos en un relato visual. “Lo que se llama la imaginería de los temores y los riesgos de la navegación”, dice Guido Olivares Salinas.

En su carácter de divulgación, “Chile finis terrae” —propone el autor— puede acompañar investigaciones mayores, científicas e historiográficas, como “El viaje de Magallanes: 1520-2020”, editado por los historiadores Juan Pimentel y Ximena Urbina; “Rey don Felipe” (1999), de Mateo Martinic, y “Los indios de Tierra del Fuego”, de Martín Gusinde, entre otras lecturas.

Como diseñador gráfico de profesión, Olivares Salinas obtuvo interesante material visual, mapas, cartas náuticas, grabados e imágenes procedentes de repositorios y archivos como los de las bibliotecas nacionales de España, Francia y Australia, además de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos o la Biblioteca Marítima Española.

“La imaginería también nos permite entender la dimensión del paso por el estrecho. Claro que entonces ellos no sabían que el estrecho era el estrecho, el paso al otro lado. Magallanes tenía cuatro naves: ‘Victoria’, ‘Concepción’, ‘Trinidad’ y ‘San Antonio’, que se amotina y regresa a Europa. Entonces él envía una embarcación menor a recorrer el paso, lleno de canales y bahías ciegas, y así descubre la salida al otro océano, tras unas dos semanas de recorrido”, dice el autor. “El estrecho fue siempre un desafío para los navegantes. Allí hay muchísimos naufragios, pues era un trayecto complicado, con zonas bajas de encallamiento, una geografía durísima y un clima hostil”, cierra el autor.

El libro se puede encargar en GrafiaEdiciones.cl.

 

Fuente: publicada en El Mercurio (Santiago), viernes 21 de octubre de 2022, página A8 (acceso para suscriptores).

 

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