Ayata, un oasis altiplánico

“Acerca de la realidad boliviana se puede escribir casi infinitamente, debido a la variedad de entornos tanto físicos como culturales que existen en esa bienaventurada geografía. Sin embargo, el contenido de muchas narraciones no necesariamente son consecuencia de experiencias vividas por la o el autor de esas descripciones y, en ese sentido, la veracidad del contenido cobra una mayor vitalidad y relevancia cuando la estadía ha sido una multiplicidad de hechos que calan hondo en la conciencia y dejan un impacto tan profundo en el pensar, que cuesta asimilar lo percibido por los cinco sentidos. De ahí que es preciso dejar pasar un tiempo para meditar y reflexionar acerca del acontecimiento conocido y, recién escribir sobre el suceso vivenciado y/o experimentado.
En concordancia con lo mencionado, Ayata como municipio emplazado en la provincia de Muñecas, Departamento de La Paz, es un paisaje que maravilla desde el camino que lo comunica con la ciudad capital, ya que la cantidad de rincones y escenarios que se van sucediendo en los diversos pisos altitudinales van haciendo sucumbir la imaginación, que se inhibe y rinde ante la belleza que se contempla en sus bucólicos parajes rurales, que ni siquiera el pintor o fotógrafo mas detallista sería capaz de ilustrar o registrar lo que sus ojos ven.
En este sentido, la oportunidad de llegar a este Shangrila real se gestionó a través del abogado Jeffry Kafka Delgado, quien asesora en materias legales al Gobierno Autónomo Municipal de esta localidad, cuyo alcalde es el licenciado Eleuterio Maraza Quispe, quienes, en conjunto, en un ágil proceder han permitido que el Instituto de Investigaciones Geográficas de la UMSA en la actualidad esté desarrollando en Ayata una investigación socioterritorial.
En relación con la geografía física ayatina, el montuoso andino es el telón de fondo que va marcando una sucesión de valles y hondonadas en que la vegetación frondosa y fragante es consecuencia del clima y una nutrida hidrografía que, con una abundante escorrentía de claras aguas y límpidas que en diversos puntos se manifiesta con saltos de espectacular belleza, da lugar a vergeles en que la flora que exponen delicadas floraciones y helechos llevan a pensar en como era el jardín del edén.
En cuanto al cielo de Ayata, el azul magenta, la claridad y su luminosidad pasman cualquier visión anterior, a lo que se agregan noches límpidas que dejan mirar una estelar cosmovisión que regocija al ver la pléyade de cuerpos celestes, que con el correr de la oscuridad se ocultan tenuemente por una nubosidad que humedece este espectáculo espacial.
Paralelamente, el ser humano ha ocupado milenariamente los espacios comunales y con delicado trato a la madre naturaleza ha construido un sinfín de campos de cultivo que, generosamente, dan varias cosechas al año, prodigando un hábitat que proporciona un sustento agroalimentario variado que no solo abastece y sustentabiliza las necesidades de los habitantes locales, sino que permite excedentes de cosecha que abastecen a otros mercados departamentales.
Por su parte, la riqueza cultural del área es fascinante tal cual son sus comunidades, entre las que destaca Los Mollo, gente con una calidez, cultura, hermandad y otras interesantes y virtuosas características como grupo humano, que permite establecer un vínculo de reciprocidad que los exalta respecto del afuerino, tal cual fue mi caso. En este aspecto, tuve la oportunidad de encabezar en conjunto a sus líderes y el Dr. Edwin Machaca Mamani una reunión comunaria que me permitió escuchar sus parlamentos llenos de sapiencia, pero también oír sus pesares respecto de muchos aspectos en que el gobierno nacional debiese estar con mayor dinamismo y hacer en este municipio una presencialidad más constante y fructífera, y no solo esperar – el Estado – que el GAM pueda lidiar con las carencias y déficits del municipio.
No puedo dejar de mencionar el haber conocido a un Curaca, persona que con una sencillez y sabiduría en su pensar planteó un discurso con reflexivos y trascendentes sentimientos territoriales y que, sin duda, fue uno de los sucesos mas resaltantes en cuanto a interculturalidad que me ha tocado presenciar, no solo como ser humano sino como profesional del área.
Ayata, a pesar de estar distante de los centros urbanos más importantes de Bolivia y tener dificultades, tiene a su favor fortalezas que la enaltecen y queda en evidencia que la tranquilidad, condiciones paisajísticas y la calidad, estilo y modo de vida de las personas que la habitan permiten entenderla y manifestarla como un oasis que es indudable recorrer y observar, y por qué no ser uno más de este inolvidable y bello remanso de la entrañable tierra boliviana”.
***Gastón Gaete Coddou, geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.
Columna de opinión publicada en diario El Potosí de Bolivia, el domingo 2 de octubre de 2022.