
Cuando los microrganismos que viven esencialmente como entidades unicelulares se agrupan por diferentes motivos, muestran propiedades que surgen sólo bajo ese conglomerado, así lo afirma el Dr. Héctor Levipan Colil, de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Playa Ancha.
Un ejemplo de conglomerado microbiano son las biopelículas bacterianas, conformadas por la adición de capas celulares en una superficie y que, bajo el microscopio, se asemejan a la infraestructura de un paisaje urbano o ciudadela.
“Estas ciudadelas bacterianas, densamente pobladas, son proclives a la comunicación química célula a célula, al intercambio genético, a la competencia intra e interespecífica. La sociomicrobiología de las biopelículas es particularmente interesante cuando las bacterias estudiadas son agentes patógenos, como es el caso del patógeno de peces Piscirickettsia salmonis, la principal causa de muerte infecciosa en Chile de salmónidos en la fase de cultivo marino”, explicó el investigador de la UPLA.

Un estudio liderado por el Dr. Levipan y publicado recientemente en la revista Scientific Reports aborda esta temática, entregando nuevos antecedentes sobre el estilo de vida de esta bacteria como una biopelícula.
La investigación fue realizada por el académico UPLA en el contexto del proyecto CONICYT PAI 77180039 en la línea de investigación ‘Microbiología & Ecopatología ambiental’, y contó con la colaboración de los investigadores Dr. Rubén Avendaño-Herrera de la Universidad Andrés Bello, y Dr. Alejandro Yáñez, de la Universidad Austral de Chile.
Principales hallazgos
Las biopelículas se encuentran en prácticamente todos los ambientes naturales-sostuvo el investigador- y pueden afectar diferentes actividades humanas, causando problemas en tuberías industriales por corrosión y la contaminación de utensilios médicos, por lo cual su estudio y control es fundamental.
“También se ha demostrado su directa o indirecta participación en infecciones humanas y animales. Respecto de lo último y, a juzgar por lo observado en otros modelos de estudio, es altamente probable que estas aglomeraciones celulares otorguen a Piscirickettsia salmonis, propiedades emergentes con implicancias directas en el curso de la piscirickettsiosis, que es una enfermedad de los peces causada por esta bacteria intracelular, o que favorecen indirectamente los brotes de la enfermedad. Precisamente, el estudio aborda varios aspectos que van en esta última línea, ampliando nuestra actual concepción de los escenarios de infección por Piscirickettsia salmonis in situ en los centros marinos de cultivo de salmónidos chilenos”, dijo Levipan.

Entre los principales hallazgos del estudio, se encontró que, como biopelícula, Piscirickettsia salmonis permaneció viable a altas concentraciones de moco de piel de salmón del Atlántico. Esto significa que, potencialmente, la bacteria puede soslayar sin grandes inconvenientes la primera barrera inmunológica de los peces (el moco de la piel), cuando hospedero y patógeno tienen un primer contacto en el ambiente marino.
No obstante, advierte el Dr. Héctor Levipan, el grado de tolerancia de Piscirickettsia salmonis al moco de piel de salmónidos podría ser dependiente de la cepa bacteriana evaluada. “Todo esto fue observado en condiciones totalmente desprovistas de alimento para la bacteria y durante largos periodos de tiempo, lo cual indica un alto grado de resiliencia de este patógeno bajo condiciones nutricionalmente adversas, como las existentes en el ambiente marino”.
Además, las biopelículas no mostraron atenuación en su citotoxicidad sobre la línea celular de cabeza de riñón de salmón del Atlántico, en comparación a sus contrapartes planctónicas.
Todos estos resultados dan cuenta de la plasticidad que muestra la bacteria en el ambiente y que la han llevado a transformarse en unos de los principales dolores de cabeza para la industria chilena de salmónidos. El investigador espera que los resultados obtenidos sean útiles para el diseño de nuevas medidas de prevención y control de la enfermedad.