¿Sabía Ud. que la primera edición y publicación en Chile del libro El Quijote, la más célebre obra cervantina, se realizó en Valparaíso el 7 de enero de 1863 y se concibió para el uso de los niños, no para el público culto o académico?
Así lo compartió en la Universidad de Playa Ancha la Dra. Raquel Villalobos Lara, académica e investigadora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, en la conferencia “El Quijote de Santos Tornero publicado en Valparaíso en 1863 y la reescritura y recreación en Chile de los personajes cervantinos hacia finales del siglo XIX e inicios del siglo XX”.
La actividad, que se enmarcó en la celebración de los 70 años de la UPLA, fue organizada por el Departamento Disciplinario de Literatura y la carrera de Pedagogía en Castellano.
De acuerdo a la investigación de la Dra.Villalobos, especialista en Literatura Chilena e Hispanoamericana, y autora del libro publicado en 2017 “El Quijote en Chile: Primera edición y estudios bibliográficos desde 1863 a 1947”, el responsable de la primera edición en el país y Sudamérica del Quijote, fue el español José Santos Tornero, conocido como el “padre de la librería chilena”, al fundar y administrar La Española, primera librería pública de nuestro país e instaurar el concepto de librerías para niños.
“No es que antes no se supiera del Quijote, pues se le conocía en discursos y ejemplos en libros de estudios, pero formalmente 1863 es la fecha del gran hito fundador de la materia El Quijote en Chile”, precisó la investigadora.
Revisando en detalle el documento de Santos Tornero, éste se basó en una edición realizada en 1856 en Madrid por Fernando de Castro, quien publicó ese año “El Quijote de los niños” y “El Quijote para todos”.
Si bien se trató de una copia, Santos Tornero agregó dos títulos que no están en la obra original: “Las bodas de Camacho” y “La aventura de Don Quijote en la cueva de Montesinos”.
Modelo formativo de la época
José Santos Tornero tituló el libro “El Quijote abreviado por un entusiasta de su autor para el uso de los niños y de toda clase de personas”, relevando su orientación al público infantil y masivo.
“Allí su importancia –dijo la Dra. Villalobos- porque fue concebido como un texto utilitario de la educación formal, a partir de las necesidades educacionales de la época, no fue pensado para un público culto-academicista. Santos Tornero, de esta manera, concibe este libro como un bien y vehículo de expresión cultural. Más allá de considerarla desde el punto de vista material, esta edición es importante por su relación con la sociedad desde la cual se engendra, anida y es recibida por la comunidad de lectores, porque lo que hace Santos Tornero es interpretar el Quijote para su comunidad en función de su propia cultura”.
Justamente, la pregunta de ¿cómo se leyó la obra cervantina en el país?, así como la referencia a la reescritura y recreación en Chile de los personajes el Quijote y Sancho a finales de 1800 y principios de 1900, especialmente en los periódicos que llevaron por nombre Don Quijote y Sancho, formó parte de la segunda parte de la conferencia de la investigadora.
El Quijote se leyó en Chile como modelo formativo de la época, por lo que el texto tuvo una función social por sobre el placer de la lectura, concluyó la especialista.
La Dra.Villalobos, cuya línea de investigación se centra en las recreaciones del Quijote en Chile, actualmente trabaja en sus próximas publicaciones “Cervantes en las letras chilenas, una actualización de la bibliografía del Quijote y Cervantes en Chile” y “Las caricaturas del Quijote en la prensa chilena”.