A la hora de elegir un aspecto académico y culturalmente relevante de la historia de una casa universitaria como la Universidad de Playa Ancha –ya más que sexagenaria–, obviamente se corre el riesgo de despertar más de alguna susceptibilidad. Valga la aclaración de que la impronta que ahora se destaca ha compartido su historia con otras varias, como es natural que ocurra en un mundo auténticamente universitario.
Como bien se sabe, la universidad ha vivido una peregrina historia que se desplaza desde sus orígenes hasta el momento actual. Peregrina en su andar, cruzando por muy variadas etapas en las que su mismo rango institucional ha experimentado notables y profundas modificaciones.
Inicialmente una institución privada. El Instituto Pedagógico creado por la iniciativa que ha liderado el abogado y profesor universitario Óscar Guzmán Escobar junto a un grupo de otros visionarios. Un proyecto para el que la mengua vale como marca de nacimiento: pocos alumnos, pocos recursos materiales y económicos, ausencia de recinto propio. Este núcleo fundacional no comprendía más que tres carreras pedagógicas: Castellano, Francés e Inglés. No es extraño que prontamente haya nacido allí –particularmente en su alumnado— la voluntad de que el modesto Pedagógico pasase a ser parte de la Universidad de Chile.
Instituto Pedagógico de Valparaíso dependiente de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile. Acceder a esta etapa no ha sido empeño fácil. Reiteradas entrevistas con las autoridades universitarias de Santiago, visitas de naturaleza inspectiva de éstas a Valparaíso, luchas de los jóvenes universitarios para socializar su propósito en la ciudadanía y autoridades políticas, protestas callejeras, huelgas.
La incorporación a la Universidad de Chile ha promovido muy positivas transformaciones: notable incremento presupuestario; establecimiento formal de una planta académica y de funcionarios, con la participación en aquella de destacados docentes provenientes de los centros capitalinos; ubicación en un recinto que, aunque modesto, tenía la ventaja de ser propio.
La ciudad, acostumbrada a referirse a la institución precedente como “el Pedagógico de Guzmán”, instala rápidamente la denominación “el Pedagógico de la Chile”, contrapuesto, de algún modo, al Pedagógico de la Católica con la no leve diferencia de que éste desde hacía ya tiempo, formaba parte de una universidad nacida con un proyecto enterizo y de la que estaban ausentes prácticamente todas las menguas de las que adolecía nuestra institución.
¿Pero qué hay de la impronta humanística? Ya entre los jóvenes universitarios de la primera hornada hubo la voluntad de contar con sus propios medios de difusión y extensión. Así, con las penurias que no es difícil imaginar, aparecieron las revistas Docet y Paideia en las que tuvieron activa participación estudiantes, como Norman Cortés y Carlos Foresti, que tiempo después llegaron a ser académicos, en los inicios del período en que el Pedagógico ha pasado a hacer su camino bajo la égida de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile.
Ya es el momento de destacar que gracias al incremento del número y calidad de nuevos académicos, el alumnado tuvo la oportunidad de conocer a destacados maestros de formación inglesa, alemana, francesa, italiana, española, y los que no respondían a estos antecedentes ciertamente no les iban en zaga. Irrumpe en las clases el tratamiento de bibliografías internacionalmente acreditadas al tanto que los directores, nombrados ahora por el claustro pleno de la Facultad metropolitana, prontamente promovieron la fundación de nuevas carreras: Filosofía, Matemáticas, Periodismo, Teatro, Educación Física. Todo ello ha dado lugar al surgimiento en el cuerpo docente y en el alumnado de un ambiente de muy vivaz y valiosa emulación.
Los ayudantes, profesores jóvenes y algunos maestros de edad más avanzada solían promover anualmente actividades de estudio colectivo –obviamente fuera de toda remuneración y obligación horaria – para mejor desarrollar la formación académica.
Se trataba especialmente de lecturas de clásicos de la filosofía como Kant o Husserl o de la teoría lingüística o literaria, como Karl Bühler. Alumnos de Castellano han sugerido al catedrático de lingüística, profesor Gastón Carrillo, la fundación de un Círculo Lingüístico de Valparaíso. Entre otros destacaban entre ellos, Osvaldo Fernández, primer promotor de la idea; Óscar Quiroz, Leopoldo Sáez, Eliana Farías. Inicialmente se ha tratado de una agrupación estudiantil para la que tres o cuatro académicos han ofrecido su participación en calidad de asesores; de todos ellos, solamente ha ejercido tal cometido don Gastón Carrillo. Una vez al mes funcionaba el círculo; se trataba de una exposición individual a la que seguía un debate. Las disertaciones regularmente desarrollaban un aspecto relevante a partir de textos de lingüistas merecidamente inscritos en el canon de la disciplina: Ferdinand de Saussure, Charles Bally, Louis Hjelmslev.
En enero de 1964, promovida por el Círculo se realizó en Valparaíso y Viña del Mar la 1ª. Reunión Latinoamericana de Lingüística y Filología. Sin duda se ha tratado del encuentro académico más relevante por muchos años de la vida universitaria y cultural de la región y el país. Liderada la idea por el profesor Gastón Carrillo logró concitar el apoyo o patrocinio de las autoridades académicas y de varias responsables de la gestión política y cultural de la provincia.
Paralelamente, y con el auspicio de editores –particularmente extranjeros -, se realizó la Primera Exposición del Libro de Lingüística y Filología. Al término de ella las editoras tuvieron el gesto de donar los textos a la Universidad. Pero lo más llamativo ha sido el interés que la idea ha suscitado en los centros especializados del país y del extranjero. Así, una verdadera pléyade de lingüistas y filólogos han respondido a la invitación: chilenos, latinoamericanos, norteamericanos, europeos. El torneo tuvo una notable difusión de parte de los medios de comunicación y debe ser considerado como antecedente histórico de la ALFAL (Asociación de Lingüística y Filología de América Latina).
El mismo año ha estado marcado por otro hecho de relevante valor: la creación de la Revista del Pacífico, medio de extensión y difusión oficial del Instituto Pedagógico. Los trece artículos que componen el primer número corresponden a temas humanísticos: once de ellos del campo literario y dos del lingüístico. Entre los autores comparten honores profesores del primer período con algunos otros que habían llegado de la capital; jóvenes académicos formados en el período fundacional con otros representativos de las nuevas generaciones formados en el Pedagógico de la Chile.
Entre los primeros, los profesores auxiliares de cátedra Norman Cortés y Carlos Foresti; entre los últimos Nelson Osorio T. y Luis Íñigo Madrigal. Valga la observación de que estos últimos fueron los Secretarios de Redacción de la Revista, cuya factura formal –de responsabilidad de la Editorial Universitaria— estaba muy distante por su calidad de las ya olvidadas Docet y Paideia del período fundacional-. Por lo que respecta a su contenido, el primer número de la Revista probaba cabalmente la existencia de una auténtica y valiosa vida académica.
Siguiendo el rastro de las publicaciones periódicas, damos un salto de dos décadas y nos encontramos con los números 26 (1984) y 27/28 (1985) de la Nueva Revista del Pacífico, que vienen a depararnos más de una sorpresa:
- La primera, un cambio institucional ya que se trata de publicaciones del Departamento de Humanística de la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas. ¿Qué ha ocurrido? Los ejemplares en consideración se hallan a once y doce años respectivamente del golpe militar de 1973. Con la pretensión de aislar al díscolo Pedagógico de Valparaíso ha sido separado del resto de las unidades universitarias de la sede porteña de la Universidad de Chile, en un proceso similar al aplicado en Santiago con la Facultad de Filosofía y Educación de la ilustre Casa de Bello. Pero no ha sido solo eso porque en abierto contraste con el pretencioso nombre de Academia Superior de Ciencias Pedagógicas se le ha negado inicialmente a la institución el histórico rango de universidad.
- Luego, en un manifiesto afán de borrar todo lo que simbólicamente pudiera asociarse con el pasado, alguien ha decidido modificar el nombre de la revista tradicional con la protética adición del adjetivo “Nueva”.
Lamentablemente para quien ha propuesto la idea, la factura externa de la publicación distaba mucho de la calidad de la antigua. No obstante, los números en comento revelan por fortuna que el espíritu incoado en las etapas precedentes seguía vivo en los sobrevivientes a las purgas impuestas durante el régimen militar.
Los dos números de la Nueva Revista exponen la ponencia “Los estudios lingüísticos regionales en la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Valparaíso” en la Jornadas Nacionales Cultura (la IX) realizada en Arica. El texto comprende unas “Consideraciones críticas” en su parte inicial –redactadas por Óscar Quiroz— y dos apéndices distribuidos en las dos revistas y que reseñan una “Selección de investigaciones relativas al regionalismo realizadas desde 1959 a 1984” y que entre otros participantes del Departamento de Humanística, destacan a Freddy Gómez, Ana María Guerra y Selma Olivera.
En vista del propósito de esta exposición, resulta de particular interés la lectura atenta de los apéndices que ordenan las referencias según se trate de artículos o libros y de los cuales cabe deducir dos grupos de publicaciones conceptualmente diferentes: las pertinentes a cuestiones generales de lingüística, incluidas entre ellas las que acotan aspectos referentes a lenguas vernáculas; y las que desarrollan asuntos asociados a la lexicografía, sea de los que la tradición investigativa estima propios de glosarios, vocabularios o diccionarios monolingües, sean propios de la onomástica, esto es, que acopien unidades pertenecientes a la clase de los nombres propios.
Del total de textos seleccionados, 25 de ellos, el 55% pertenecen al campo lexicográfico, 20 de los cuales corresponden al primer grupo señalado y sólo 5 a la onomástica. Un hecho curioso, de los primeros trabajos que han merecido publicación externa en la forma de libro, precisamente se encuentran dos, uno de cada subclase:
- Onomástica: Toponimia de Valparaíso, Memoria de Titulación de Leopoldo Sáez Godoy, dirigida por el profesor Gastón Carrillo Herrera, publicada con auspicios de la Municipalidad de Valparaíso.
- Lexicografía: Los verbos en –ear en el Español de Chile. Félix Morales Pettorino, Dora Mayorga Aravena y Óscar Quiroz Mejías. Ed. Del Pacífico, Santiago, 1969. (Trabajo que ha incrementado la tesis de titulación de los dos últimos y que ha sido dirigida por Félix Morales Pettorino).
Ambas tesis y su posterior publicación le han dado a la Universidad las primeras distinciones. En efecto, a un reconocimiento municipal por su aporte a la cultura del Puerto se ha debido la edición de la obra de Leopoldo Sáez. Verbos en –ear en el Español de Chile fue premiado por la Academia Chilena de la lengua como la mejor obra de la especialidad del bienio, 1960 – 1970.
Los veinte trabajos seleccionados del campo lexicográfico general revelan la existencia de una asentada tradición académica en la que cabe destacar el interés que ha despertado en numerosos alumnos el tratamiento lexicográfico de múltiples tópicos del universo verbal regional y nacional; una poderosa corriente de trabajo académico, que con el tiempo ha acumulado el más voluminoso registro de unidades y acepciones de nuestro hablar en la historia del país.
En el número doble 27 / 28 de la Nueva Revista del Pacífico, el desarrollo de la Selección concluye con la inclusión del Estudio Preliminar donde se tratan todos los aspectos que darían al Diccionario Ejemplificado de Chilenismos (DECH) su consistente estructura formal y los fundamentos que respaldan todas las formas léxicas registradas; a la vez que incluye los datos básicos de los tres primeros tomos del DECH ya publicados (años 1984, 1985 y 1986).
Si una cuenta como la comentada se hubiera extendido hasta febrero de 2006, incluiría la conclusión del DECH con sus dos últimos volúmenes y agregaría los otros cinco que comprende el NDECH, publicación financiada por el Gobierno de Chile, Fondo del Libro y la Cultura e integrada en el repertorio de Publicaciones del Bicentenario. Una muy cuidada edición que enorgullece a la Editorial Puntángeles de la Universidad. En fin, excluidos el Estudio Preliminar y Los verbos en –ear, las dos series DECH y NDECH suman un total de 11.324 páginas impresas a doble columna.
Los trabajos en torno del español de Chile han proyectado su estímulo respecto de otras áreas del saber. Así, el Diccionario de Tecnolectos Latinos de Óscar Quiroz Mejías y Hugo Cifuentes Salinas (ya con dos ediciones, Puntángeles 2000 y 2010, respectivamente) y el Diccionario de Anglicismos de Antonio Riffo Farías, de próxima aparición.
En torno de tal iniciativa se observan los rasgos más señeros de la vida universitaria: continuidad, apertura espiritual, voluntad de colaboración. Pronta y seguramente junto con el trabajo del profesor Riffo; Félix Morales Pettorino y Óscar Quiroz Mejías publicarán dos volúmenes que revisan temas de la lexicografía en España, Latinoamérica y Chile y en ellos han dado participación – una vez más – a otros académicos de la casa y de fuera de ella.
Empezando por estos y en primer lugar, el Dr. Alfredo Matus Olivier, Director de la Academia Chilena de la Lengua y el Dr. Leopoldo Sáez Godoy, de la Universidad de Santiago de Chile. De la casa, Dr. Daniel Lagos Altamirano, Director del Departamento de Lingüística, Patricia Arancibia Manhey y Antonio Riffo Farías, Director del Departamento de Lenguas Extranjeras.
En torno de los proyectos relativos a los Diccionarios del Español de Chile, a más del premio ya citado a los Verbos en –ear en el Español de Chile, hay que mencionar el Premio del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas a Félix Morales Pettorino y Óscar Quiroz Mejías por el Estudio Preliminar con motivo del concurso abierto en el homenaje al bicentenario de Andrés Bello, y el premio Fundación Conde de Cartagena, a Félix Morales Pettorino, Óscar Quiroz Mejías y Juan José Peña Álvarez de la Real Academia Española de la Lengua, 1983.
La Nueva Revista del Pacífico, en la que se han acogido junto a una gran variedad trabajos sobre temas literarios y unos cuantos de temas lingüísticos y de la que hemos extractado aquí partes importantes vinculadas con el DECH y NDECH, ha sido distinguida con el Premio Alonso de Ercilla por la Academia Chilena de la Lengua (2010).
La impronta humanística y especialmente en ella la línea dominante representada por los dos proyectos de diccionarios del español de Chile – liderados por el maestro Félix Morales Pettorino, Doctor Honoris Causa de la Universidad – con sólidos fundamentos merece ser reconocida como un hecho señero en la historia de la Universidad y su Facultad de Humanidades: por su permanencia en el tiempo y por haber sabido concitar la participación conjunta de jóvenes académicos y un numeroso grupo de estudiantes tesistas, noble alianza sin la cual no hay auténtica vida universitaria.
Autoría: Óscar Quiroz Mejías, con la colaboración de los profesores Patricia Arancibia y Antonio Riffo. Noviembre de 2014.