Hace unos días atrás el Ministro de Educación, Joaquín Lavín Infante, presentó el listado de los 25 establecimientos educacionales subvencionados y municipalizados del país, seleccionados para ser Liceos de Excelencia, los que comenzarán a funcionar en marzo del 2011.
De ellos, 23 son municipales y 2 son particulares subvencionados, 5 corresponden a la modalidad de liceos nuevos, 2 son ampliados y 18 son reconvertidos. Este último será el caso de los cuatro establecimientos de la región de Valparaíso: el Liceo Valparaíso B-29 (Valparaíso), el Instituto José Miguel Carrera de San Antonio, el Liceo Mary Graham de Villa Alemana y el Liceo Cordillera de San Felipe, los que buscarán a través de un nuevo proyecto educativo repuntar y alcanzar la excelencia.
Consultado al respecto, el Director del Centro de Investigación e Innovación en Educación, Tito Larrondo, planteó que “considerando que es uno de los principales proyectos en el ámbito educacional del programa de gobierno de Sebastián Piñera, los denominados Liceos Bicentenario pretenden emular a los liceos tradicionales como el Instituto Nacional, Carmela Carvajal, José Victorino Lastarria y Liceo 1 de Niñas, de Santiago en todas las regiones del país”. En este modelo, “también se debe reconocer la participación que han tenido en el pasado los liceos Eduardo de la Barra, Número 1 de Niñas, Alfredo Nazar Feres, Guillermo Rivera, Roberto Humeres y Max Salas, entre otros, de nuestra región”, menciona el académico.
“Para nadie es un misterio que debemos explorar muchas opciones que nos permitan salir del estancamiento que evidencia nuestro sistema educativo desde el punto de vista de las mediciones nacionales e internacionales. En este sentido, la propuesta que se hace puede resultar interesante pero se debe tener presente que no es suficiente, toda vez que en ella no se contemplan variables relevantes para comprender el fenómeno educativo actual: los contextos múltiples en donde se desarrollan los procesos formativos; los estudiantes con diversas necesidades educativas; la integración de la familia al proceso de aprendizaje; el liderazgo pedagógico y gestión generadora de mejores aprendizajes; la evaluación continua como herramienta estratégica para generar aprendizajes significativos, entre otras. En definitiva no basta con seleccionar mejores profesores, focalizar el trabajo en un establecimiento o desarrollar metodologías innovadoras si no se considera el sistema educativo como un ente complejo y multidimensional. El proceso de reencantamiento por mejores resultados y por una anhelada calidad de la educación requiere de esfuerzos que van más allá de la mera asignación de recursos económicos”, resume el director del Centro de Investigación e Innovación en Educación de la UPLA.
“Importante es cautelar, en este escenario, que la calidad educativa a la que se aspira no adopte un carácter de segregación que, finalmente, se traduzca en una buena educación sólo para algunos. El desarrollo de capital humano en condiciones de vulnerabilidad social y escolar requiere de una mirada más integral e integradora que proyecte impactos menos excluyentes.
“La perspectiva internacional indica que experiencias similares no han tenido los efectos suficientes para superar las brechas y la calidad de la educación. Por el contrario, países donde se abordan políticas educativas más sinérgicas no sólo obtienen mejores resultados académicos, sino que proyectan un desarrollo ciudadano coherente con la idea de país que se tiene fortaleciendo aspectos trascendentales como el desarrollo de la autonomía responsable, la valoración del contexto cultural y el respeto a la persona y a las tradiciones que permiten que una nación sea reconocida como tal”, concluyó el académico.