En todo un éxito se constituyó la jornada sobre violencia escolar y convivencia social realizada en el Campus San Felipe de la Universidad de Playa Ancha, tanto por la masiva asistencia de directores, profesores y equipos directivos de establecimientos educacionales del Valle de Aconcagua, como por el interés que los asistentes demostraron en los temas abordados.
La actividad, organizada por el Departamento de Prácticas, se desarrolló este miércoles 4 de agosto en el Auditorio del Campus, donde los doctores Ángel Bustos Balladares y Patricio Calderón Muñoz, coincidieron en sus exposiciones sobre la importancia del liderazgo del profesor y la necesidad de “pasarlo bien en clases” para enfrentar la problemática de la violencia escolar.
Al respecto el Dr. Ángel Bustos fue enfático al señalar que “nosotros como sociedad estamos funcionado de modo tal que estamos generando un lastre que se llama violencia escolar. Debido a la dinámica de la sociedad, no estamos haciendo las cosas bien, porque la familia no le da el tiempo que necesita al hijo y si ese tiempo no se da en cantidad y calidad, esos niños y jóvenes se ponen agresivos”.
El profesional sugirió a los docentes para contrarrestar este fenómeno que escuchen al alumno y entreguen todo el tiempo que sea necesario para generar una relación de confianza entre ambos, pero sobre todo a los alumnos vulnerables, ya que son precisamente ellos los que necesitan más atención y preocupación del profesor.
Por su parte, el Dr. Patricio Calderón recalcó que es posible reducir los niveles de violencia en los colegios. “Nosotros lo hemos hecho muchas veces en Valparaíso y en otras partes del país. Lo primero que se debe hacer es diagnosticar cuál es el problema real en la sala de clases, determinando cuáles son las causas que motivan la disrupción, el comportamiento indeseado en los alumnos, para luego tomar ciertas medidas. Podemos decir que en los casos más comunes, en cerca de dos semanas los alumnos cambian su comportamiento. En los casos más extremos, estamos hablando entre cinco a seis meses, porque son variables difíciles de controlar desde la escuela, como son el barrio y la casa donde el chico vive”.
Más adelante el Dr. Patricio Calderón, se refirió a la importancia de pasarlo bien en la sala de clases. “A veces, cuando las metodologías son tan dinámicas de parte de los alumnos, en que ellos son los participantes directos, la hora se pasa volando y cuando estamos entretenidos nadie tiene ganas de violentar a nadie, es todo lo contrario. (…) Por lo tanto el entusiasmo que tenga el profesor en realizar la labor con los chicos, es clave”.