Una joven investigadora se sumó este 2023 al cuerpo académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Playa Ancha. Se trata de la Dra. en Biología Microbiana, Javiera Norambuena Morales, quien fue una de las 50 Fulbright Alumni que recibió su certificado por culminar exitosamente su doctorado en Rutgers, The State University of New Jersey.
Cabe destacar, que en los últimos años, la actual académica del Departamento de Ciencias de la Ingeniería para la Sostenibilidad realizó dos postdoctorados en la Universidad Tecnológica Bergakademie Freiberg, Alemania; y luego en la Facultad de Bioquímica y Microbiología de Rutgers. Tras volver a Chile recibió este reconocimiento en el marco del aniversario Nº 68 de la Fundación del mismo nombre en Chile, y fue el pretexto para conversar con ella sobre esta experiencia formativa en el extranjero.
-¿Qué la motivó a postular esta beca?
“Siempre quise ir a estudiar a Estados Unidos, porque uno lee papers, como científico y como estudiante de pregrado -en esos tiempos de Bioquímica-, y ve que la mayoría vienen de allá y uno cuando está en pregrado se emociona de ir a Estados Unidos. Así que como una amiga me contó que la beca Fulbright es súper prestigiosa y te ayuda en todo el proceso para entrar a las universidades estadounidenses, postulé.
Ellos me pagaron la postulación a cinco universidades y me ayudaron con la carta de presentación, mi currículum, y a destacar ciertos elementos que son importantes para los planteles norteamericanos. En Chile importan más las notas, pero allá todos postulan con notas excelentes, entonces tienes que tener algo más para que te acepten. Sin embargo, al ser una beca tan importante, las universidades quieren atraer a quienes se adjudican la beca Fulbright porque entra en las métricas de cada universidad”.
-¿Por qué eligió la microbiología?
“En el pregrado me gustaban dos áreas: cáncer y microbiología, pero no quería trabajar con seres vivos, así que me fui a la biología microbiana porque tiene un enfoque más ambiental y no hay ninguna manera de tocar a ningún ser vivo. En ese sentido, mi doctorado fue en Biología Microbiana en la Universidad de Rutgers, estuve cinco años allí y trabajé en la detoxificación de mercurio”.
-¿Cómo evalúa la experiencia?
“La beca fue una buena oportunidad, porque aparte de todo el acompañamiento que te dan para llegar a Estados Unidos, cuando llegas allá tienes una red de apoyo, te dan contactos de gente que está haciendo o hizo la beca, para que tú les puedas preguntar su experiencia, de cómo les fue, dónde estuvieron, entre otras cosas.
Estando allá hacen, una vez al año, reuniones entre los mismos becarios, así que conoces a gente de todos lados: África, Europa, Asia. Te ayuda a abrir la perspectiva que tienes del mundo y te das cuenta de que al final los sudamericanos somos, en general, súper parecidos en cómo vemos los problemas del mundo, la gente de África, de Europa tiene otra visión. Fue muy interesante conocer otras culturas, porque cada uno tiene sus propios modismos, lo que hizo que fuera una experiencia súper entretenida”.
-Mediante la beca se busca formar profesionales que mejoren la calidad de la investigación en Chile y que aporten a las necesidades del país. En esa línea, ¿cuál es el desafío que le plantea en el ámbito profesional e investigativo?
“En este punto, quisiera recalcar que la beca Fulbright no es sólo para mejorar profesional o investigativamente, sino que también es para generar colaboraciones y ampliar las redes de conocimiento que existen.
Durante mi doctorado establecí una colaboración con un profesor, que lo incorporé en el Fondecyt de Iniciación al que postulé y espero que tengamos un par de proyectos más juntos, entonces esta beca también me permitió establecer redes de contacto y ampliar las conexiones que existen en Chile para poder hacer movilidad y otras cosas. No es sólo para ser profesionales de excelencia, sino que también es para generar conexiones más humanas y ampliar la visión sesgada que tenemos del mundo.
En el ámbito profesional e investigativo me interesa la interacción de microorganismos y metales. Entender cómo los metales toxifican y matan a un microorganismo que se puede extrapolar a humanos, o sea, la toxicidad de metales, y aplicar algunas opciones biotecnológicas para remover estos metales del ambiente, como -por ejemplo- el uso de nanopartículas o mejorar los procesos para obtener cobre a partir de minerales de baja ley (biolixiviación), que es menos invasiva o es ambientalmente más favorable, que la extracción química del cobre.
Existen algunas plantas de biolixiviación, pero el proceso no es tan eficiente. Actualmente, se están utilizando microorganismos (biolixiviantes) para extraer metales desde equipos eléctricos (computadores, celulares, impresoras, etc.) con la finalidad de frenar la contaminación que estos metales producen. Esto lo hacía el grupo con el que trabajé en mi primer postdoctorado en Alemania, con el objeto de utilizar desechos de la industria tecnológica para obtener metales que se puedan reutilizar”.
–¿Qué relevancia tiene este trabajo considerando los efectos que ha producido la actividad humana en los ecosistemas?
“Es muy importante porque cada vez generamos más y más desechos, por tanto, mi enfoque investigativo busca estudiar hasta organismos, cómo mejorarlos, cómo hacer el proceso más eficiente.
Me interesa también generar conocimiento, a partir de otros organismos, puesto que los que más se estudian y se sabe cómo funcionan son los patógenos humanos: Escherichia coli, Pseudomonas, Staphylococcus, pero hay microorganismos ambientales que tienen relevancia en procesos tecnológicos y de biorremediación de sitios contaminados.
Entonces, al entender, comprender y saber cómo estos microorganismos se relacionan con los metales, se pueden mejorar estos microorganismos y el proceso de interés. Ese es mi enfoque, la interacción bacteria-metal y ver cómo ésta se puede aplicar para mejorar la contaminación o remover metales del ambiente, etc.”.
-¿Cómo se proyecta en la Facultad de Ingeniería?
“Me gustaría crear una línea de Microbiología Ambiental en la Facultad de Ingeniería, para así complementar con otras investigaciones que existen en la Universidad de Playa Ancha. Actualmente, estoy postulando a un Fondecyt de Iniciación, y quiero postular a un INACH para el Instituto Antártico Chileno, en ese proyecto planeo aislar organismos nuevos y estudiar distintas respuestas a metales en organismos antárticos, y a un FIA (Fundación para la Innovación Agraria) con una idea que tenemos con otra colega aplicando nanopartículas.
-Respecto a la idea de crear una línea de Microbiología Ambiental, ¿cuál cree que sería el impacto que tendría en los y las estudiantes de la Facultad de Ingeniería UPLA?
“La microbiología ambiental es extremadamente importante para quienes estudian Ingeniería Civil Ambiental, porque de los derrames o eventos contaminantes, la mayoría de las técnicas que se ocupan, y que tienen un bajo impacto ambiental, son una aplicación de la microbiología.
Existen varias formas de biorremediar que es, básicamente, remover el contaminante o que no esté disponible para que las plantas lo absorban y se traspase a la cadena alimentaria. Hay microorganismos que son responsables de que las plantas sean capaces de sobrevivir en ambientes con alta acumulación de metales, puesto que les ayudan a obtener nitrato y otros componentes que la planta necesita para crecer, por tanto son importantes para el proceso de fitorremediación, que es uno de los que se ocupan para remover metales pesados del ambiente.
Los microorganismos son los más eficientes en remover hidratos de carbono del ambiente y degradar contaminantes, por ello se utilizan en derrames por petróleo, por ejemplo.
Otra forma en que se ocupan los microorganismos es para procesos tecnológicos, como la generación de energías renovables, en que se utilizan cianobacterias o algas para producir hidrógeno verde.
Entonces, los microorganismos se están ocupando en muchos procesos tecnológicos, que sirven para avanzar en una tecnología más ambientalmente favorable o de menos impacto ambiental. En resumen, pueden detoxificar todos los contaminantes que tenemos, que hemos creado los humanos. Y son capaces de ciclar o de disminuir la disponibilidad de los metales en el ambiente. Ellos son muy importantes para que los y las estudiantes entiendan cómo se pueden solucionar o qué opciones hay para mejorar problemas ambientales e incluso favorecer o disminuir el impacto del calentamiento global”.
-En ese sentido, ¿qué mensaje le daría a los y las estudiantes respecto a la importancia de seguir estudiando?
“Si bien, no es algo que sea fácil de hacer, no va a ser igual que hacer un pregrado. Aquí, los postítulos te enseñan, en mi caso que hice un doctorado, a pensar y hacer ciencia. El desafío de un estudiante de pregrado es adquirir conocimiento y aplicarlo de una manera profesional, o sea en la profesión que tú vas a ejercer. En el postítulo te enseñan a ser científico, te enseñan a pensar científicamente, a analizar los temas actuales, cómo se pueden resolver problemas científicamente, qué tecnologías se pueden crear. Esto último, se relaciona un poco con lo que hacen los ingenieros y las ingenieras antes de un doctorado, pero en el doctorado es otra manera de ver la vida y es un estrés distinto.
Creo que todo aquel que quiera cursar un doctorado debe estar seguro y no hacerlo porque es lo que hay que hacer sino porque lo quiere hacer. Al final te abrirá otro mundo, otras puertas y te hará ver el mundo de una manera distinta. En lo personal, promovería que nuestros estudiantes pudieran postular a las becas de la Fundación Fulbright, tienen becas para gente que necesita mejorar su inglés, y es una experiencia única”.