La inclusión es un tema de igualdad de derechos y trabajo conjunto

Fernanda Ramírez Montecinos es asistente social, egresada de la Universidad de Valparaíso y viñamarina de toda la vida. Se incorporó a nuestra institución en mayo de 2000 y desde entonces ha realizado una incesante labor en pro del bienestar e inclusión de los estudiantes en situación de discapacidad de la UPLA.

Por estos días, la profesional ha anunciado que deja su función como encargada de la Unidad de Inclusión, generando muestras de profundo cariño y de reconocimiento hacia su persona y al trabajo realizado en estos 16 años.

Entonces, fue imposible no preguntar…

-¿Por qué se va Fernanda?

“Para mí fue muy sorpresivo, y lo digo a todos quienes me preguntan: me voy por amor. Efectivamente, es el amor por mi familia, por mi esposo y mis dos hijos, pues como persona tengo un proyecto individual, pero cuando se forma familia también se tiene un proyecto común de vida. Y este amor mío corresponde a ese proyecto común de vida, trasladan a mi marido por razones laborales y nos vamos a la octava región.

Es un cambio muy importante, porque trabajo desde antes de titularme, por tanto no sé qué es la vida sin trabajar. Mi idea sería poder ubicarme en alguna de las universidades presentes allá para poder continuar el trabajo en inclusión, porque no me gustaría que toda esa experiencia que he adquirido se pierda, quiero insertarme y continuar en esta línea”

-Hablemos un poco de los principios, ¿cómo comenzó este trabajo por la integración de los estudiantes discapacitados y luego por la inclusión?

“Por circunstancias de la vida, el mismo año de mi ingreso, me empiezo a vincular con estudiantes con discapacidad que, coincidentemente, cursaban algunas de las carreras que yo atendía y empecé a darme cuenta que había necesidades comunes a todos ellos. A raíz de sus esfuerzos, porque eran estudiantes que se destacaban por su tremendo compromiso, pero también por su esfuerzo personal y familiar . La universidad no tenía cómo responder a esos requerimientos más allá de las buenas voluntades de algunos profesores, de nosotros mismos o de la propia institución. De ahí surgió la coordinación con algunas instancias del Ministerio de Educación, fuimos a algunos congresos, se firmaron algunos convenios y se fue armando un grupo de estudiantes por la inclusión.

Hasta que en 2006, gracias al primer concurso del Servicio Nacional de la Discapacidad SENADIS orientado específicamente a Educación Superior, postulamos con un proyecto bastante sencillo que se trabajó con los estudiantes y que iba a responder a necesidades directas que ellos tenían como contar con un computador, tener financiamiento para movilizarse, adquirir ciertas ayudas tecnológicas y bastones y de ahí continuamos hasta ahora, en que nos hemos adjudicado proyectos anualmente , con la única excepción del año 2010. Los proyectos han ido complejizándose e incorporan otras solicitudes que ya no van en forma directa a los estudiantes, sino que también a sensibilizar a la comunidad y apoyar al docente en el desafío de la inclusión.

Esto lo hablo en plural, porque no he sido solo yo quien siempre ha estado con ellos, siempre fue necesario el apoyo de distintas personas dentro de la universidad, entre las cuales destaco, desde el inicio, a la profesora Dalila Godeau Radical y a Marco Muñoz del Campo“.

-¿Cuáles son los logros más importantes de la unidad?

“Si bien hago énfasis en mi motivación personal, indudablemente no se habría podido avanzar si no hay un apoyo desde la universidad, priorizando los proyectos que se presentaban. Dentro del trabajo, cabe destacar que la Dirección General de Infraestructura hizo un plano en el cual está demarcado por colores qué sectores son accesibles, cuáles están en vías de serlo y cuáles definitivamente no lo son y a eso le llamamos un mapa de inclusión. También tenemos la ruta inclusiva que efectivamente corresponde al concepto de accesibilidad universal, es decir, para todos. No es una vía segregada, porque la inclusión es un compartir y para ello hay que estar en igualdad de condiciones.

Esta ruta, por un lado, asegura un tránsito autónomo y seguro donde está marcado con esta franja táctil que tiene círculos y líneas. Las líneas significan un continuo y los círculos una alerta que tienes que parar porque viene una esquina o una escalera y eso lo va captando la persona ciega a través de su bastón guiador. El amarillo es para las personas que tiene dificultades de orientación o para recordar los lugares donde tienen que dirigirse y se acompaña con plantas de flores perennes, es decir, que tienen flor en toda estación y generan una señal olfativa como las lavandas y los jazmines .

También quiero destacar un plan de infraestructura que se hará a partir del diagnóstico que realizará la Corporación Ciudad Accesible, tanto en Valparaíso como en el campus San Felipe, conclusiones que serán incorporadas al Plan de Desarrollo Estratégico de Infraestructura y así detectar dónde están las barreras para superarlas en un mediano o largo plazo.

En cuanto a los apoyos tecnológicos, se han ido adquiriendo equipos para un uso particular exclusivo de los estudiantes y también para el uso general de quien lo requiera, tanto computadores, Tablet, grabadoras de audio, equipos FM que son para las personas con discapacidad auditiva y también hay unos equipos que están en biblioteca, llamados magnificadores visuales y lupas destinados a las personas que tienen visión disminuida. Se está trabajando los audiolibros, sobre todo para las personas que tengan estilos de aprendizajes distintos, porque no todos aprendemos de igual manera.

Además, en este punto quiero destacar el trabajo directo con el estudiante sin discriminar su tipo de discapacidad, en nuestro caso, trabajamos con todas, incorporando aquellas tan complejas que son las vinculadas a salud mental”.

-¿Qué espera de la persona que llegue a liderar este proceso en la universidad?

“Me gustaría que la persona que se integre a este trabajo comparta el concepto de inclusión al cual nosotros le hemos dado el sello, que es el concepto de inclusión bajo igualdad de derechos. Aquí no se concibe a la persona con discapacidad en una visión ni asistencialista, ni paternalista, sino que es otro estudiante más que requiere de adecuaciones debido a su situación de discapacidad, porque estamos además formando profesionales que deben ser autónomos y capaces una vez que se titulen.

Creo que la persona que continúe en la unidad o por el trabajo de la inclusión tiene que tener, a lo menos, empatía, habilidades comunicacionales y el respeto por el otro. Sin eso me parece que por mucha formación que se tenga, difícilmente se puede trabajar en inclusión. Cuando tú te comunicas con el otro, si es que lo estás subvalorando, aunque no lo expreses en el lenguaje, se nota.

Mi otra expectativa es que el trabajo continúe de la manera más coordinada posible al interior de la universidad. La inclusión, así como no se puede trabajar desde una sola persona o disciplina , tampoco se puede trabajar o descansar en que solo la unidad de inclusión va a ser la encargada del desafío al interior de la universidad, también es responsabilidad del docente y del funcionario y de la autoridad finalmente”.

-Finalmente, ¿qué es lo que le motiva a trabajar por la inclusión?

“La motivación central nace de darse cuenta del tremendo esfuerzo que hacen los estudiantes con discapacidad por continuar, por incluirse, porque la verdad esa es la palabra, ellos son los que se incluyen y no es el contexto el que los invita a incluirse.

Son esfuerzos diarios que ellos hacen desde las actividades más mínimas hasta las mayores para llegar a la universidad, esa motivación que tienen, ese esfuerzo que hacen ellos, la verdad que es una motivación para mí y es una inquietud también. El resto de las personas que no tenemos discapacidad, muchas veces, nos aproblemamos por situaciones que en verdad son tan menores frente a las que vivencia una persona con discapacidad. Pienso si esta persona puede y se motiva para venir a la universidad a estudiar, a pesar de que para llegar acá ya tuvo que superar un montón de desafíos, me parece que es necesario desde mi rol profesional hacer algo e incentivar en general a la sociedad a responder a ese esfuerzo. No los podemos dejar solos en este esfuerzo personal y familiar en este contexto bastante complejo.

La UPLA tiene una serie de características que yo he podido evidenciar, pues conozco otras realidades, podemos tener una serie de factores que quizá la gente critica, pero hay un sentido de comunidad, hay un sentido social muy importante en los estudiantes especialmente, y en los profesores. Hay un trato muy respetuoso entre los distintos escalafones al interior de la universidad y quienes trabajamos en la UPLA lo decimos con orgullo y siempre estamos tratando de dejar en muy buen nombre a la institución. Por eso reconozco que tengo la esperanza, una vez que mi proyecto familiar me lo permita, de volver, obviamente si la universidad me recibe”.

Estamos seguros de que así será, buena suerte Fernanda.

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