Reflexiones sobre la Reforma Educacional

Luis-Alberto-Díaz_decano EducaciónEs de conocimiento público las iniciativas legales presentadas por el Ejecutivo en el marco de la Reforma Educacional. Como Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Playa Ancha presentamos algunas reflexiones sobre tópicos fundamentales para una reforma pertinente y efectiva, como son la escuela, la carrera docente y la formación inicial y continua del profesorado, con el propósito de contribuir al debate constructivo en esta área de alta relevancia para la calidad de vida y el progreso futuro de todos los chilenos y chilenas.

Estimamos que las decisiones asociadas al fin del lucro, el copago y la selección, junto a la creación de una Subsecretaría Ministerial de Educación Parvularia, corresponden más bien a la gestión del sistema, pero no representan la esencia de una Reforma Educacional propiamente tal. Sin embargo, es posible reconocer el efecto que ellas tendrán en la calidad de los procesos educacionales, cuando entren a formar parte de la nueva institucionalidad educativa.

Consideramos que una Reforma Educacional será pertinente y efectiva, cuando, en primer lugar, haya surgido de un amplio debate entre todos los actores directamente involucrados en el proceso educativo. Sin las contribuciones de los profesores, de los estudiantes de distintos niveles de sistema educacional, de padres y apoderados, del Colegio de Profesores, de organizaciones sociales vinculadas a la educación y de quienes tenemos la responsabilidad de formar a los futuros profesores y favorecer la formación continua de los mismos -Facultades de Educación- no se responderá realmente a los requerimientos actuales y futuros de la educación de nuestro país, los cuales no solo están asociados a pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, sino también a aquellos factores de calidad que han sido observados por la sociedad, como son la formación valórica, el desarrollo de habilidades sociales, la gestión pedagógica, el fortalecimiento de la profesión docente, la participación de los estudiantes, las familias que adhieren al proyecto educativo de las escuelas, etc. Si así se actuase, representará un proyecto colectivo que dará respuesta a las necesidades educativas que permitirán que todos los/as estudiantes chilenos/as alcancen su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico y desarrollará conocimientos y destrezas para la vida y para convivir en forma solidaria, responsable y tolerante.

En segundo lugar, cuando la reforma haya estado sustentada en resultados de evaluaciones sobre lo que se ha realizado hasta el momento, en materia de políticas públicas y educacionales. De esta manera, podrá, por ejemplo, definir la persona que se pretende formar para que llegue a ser un buen ciudadano/a, revisar el financiamiento de la educación y revalorizar la profesión del educador como un profesional cuyo manejo de las ciencias de la educación le permite el ejercicio digno de su profesión.

Creemos que una real Reforma Educacional debe comenzar en ese escenario social tan fundamental como es la escuela, entendida como una comunidad de aprendizaje, que tiene en cuenta que la sociedad del presente y futuro requiere de otro tipo de actor social: aquel que utilice su creatividad para resolver con éxito los crecientes e insospechados desafíos que le plantea el nuevo siglo y que es capaz de comunicarse con soltura y fluidez, con rapidez y claridad, competencias claves para la vida personal y profesional.

Nuestra educación requiere de escuelas activas, inclusivas, proyectivas, con responsabilidad social, promotoras de los derechos humanos y que elaboren sus Proyectos Educativos contextualizados, razón por la cual habrán de ser generados con la participación activa del equipo directivo, de los/as profesores/as, de los/as estudiantes, de los/as asistentes de la educación y de los padres, madres y apoderados. La escuela que Chile necesita es aquella que irradia cultura en su entorno y se nutre de la interacción con los actores comunitarios de su contexto específico y que es capaz de reformular su currículum escolar para brindar oportunidades de desarrollo y realización personal y, por ende, mejorar la calidad de la educación.

Ahora bien, una Reforma Educacional habrá de ocuparse también de la carrera docente; de la normativa que tendría que establecer y regular los derechos y deberes del profesorado y su desarrollo profesional, entendido – este último – como un proceso dinámico y evolutivo, que debiera contemplar procesos de inducción, que le permita al profesor novel dejar de ser forastero, reflexionar sobre los errores y aciertos de las prácticas profesionales, evitando, así, la “socialización adaptativa”; procurar la estabilidad laboral con una distribución de horas no lectivas para trabajar colaborativamente con los demás integrantes de la comunidad educativa; rediseñar el sistema de evaluación docente, que ha de ser entendido como un medio para mejorar y no para sancionar; instaurar un ambiente laboral apropiado, para trabajar en condiciones óptimas, lo que le permitirá mejorar su calidad de vida y, por ende, su autoestima personal y profesional; aumentar significativamente las remuneraciones y establecer condiciones de retiro digno, todo lo cual permitirá asignarle al docente un reconocimiento social por la trascendencia de su labor.

Otro eje prioritario es la formación inicial y continua del profesorado, etapas que contribuyen a la mejora de los conocimientos profesionales, mediante una actitud de constante aprendizaje, sobre todo de los aprendizajes asociados a los diversos establecimientos educacionales, donde podrán, por una parte, ejercitar prácticas pedagógicas flexibles y participativas que resignifiquen las metodologías de enseñanza basadas en la memorización y en el trabajo individual, por otras que favorezcan la identidad profesional, la construcción de saberes pedagógicos en forma colaborativa, la relación teoría y práctica y fortalezcan las competencias profesionales; de manera especial para el desempeño docente en contextos vulnerables. Por otra, contar con espacios, tiempos y recursos para realizar investigaciones sobre la gestión pedagógica en el aula o sobre diversas situaciones complejas que se presentan en el quehacer profesional, lo que permitirá concebir a la profesión como más permeable a los cambios y, por ende, tener un papel protagónico en la educación y en la sociedad.

La formación de los maestros ha sido el área más postergada de la política educacional. Por consiguiente, esta habrá de concebirse como un desafío país, en que, por una parte, la inversión estatal deberá fortalecer el financiamiento de las Universidades comprometidas con la formación de profesores/as y, por otra, estas habrán de asegurar que contarán con académicos/as de excelencia, pues una educación de calidad no será posible sin maestros/as formados/as con los más altos estándares.

En síntesis, todos aquellos que yerguen el pendón de la calidad y equidad de la educación, habrán de asentir que una Reforma Educacional pertinente y efectiva se irá construyendo con la participación de todos los agentes educativos, teniendo como fundamentos basales el enaltecimiento de la escuela pública y su forma de financiamiento, el fortalecimiento de la formación inicial y continua del profesorado y el rediseño de la carrera docente, con el fin de recuperar la vocación docente, reforzar el potencial creativo e innovador del profesor/a, respetar el profesionalismo del docente en todos sus niveles y recibir un reconocimiento social por desarrollar una labor que responde a una vocación sublime que conjuga el verbo amar en cada libro.

Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Playa Ancha
Dr. Luis Alberto Díaz
Decano

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