El artista que decidió quedarse en Chile

La realidad, la contingencia, el arte de otros, su historia y sus propios sentimientos, forman parte de lo que motiva a José Esteban Basso a teñir una tela vacía. Lo hace desde niño, cuando en sus manos caían lápices y pinturas que otros utilizaban como simples juguetes.

Algunos le dicen el pintor de casas, otros el maestro, los más formales se refieren a él como “el artista visual”. Lo concreto es que José Basso es mucho más que eso: es un hombre que hace del arte una forma de vivir. Cuando no está pintando, está grabando, fotografiando, haciendo instalaciones o incluso haciendo música. Siempre colgado de los ritmos y los trazos.

Le preguntamos: ¿hoy es el artista que quería ser? Claro que sí, responde, pero sus palabras no alcanzan a decir todo lo que piensa.

El académico de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha está feliz y tranquilo: acaba de recibir el Premio Marco Bontá 2011 que otorga la Academia Chilena de Bellas Artes. Es un galardón que se le entregará físicamente en abril próximo y que obedece (en palabras de la propia Academia) a la excelencia de su exposición retrospectiva, realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes. Parte de ella expondrá a partir de este jueves en la Sala Viña del Mar de la Corporación Cultural de la Ciudad Jardín.

A este reconocimiento se suma, en el último periodo, la Medalla Bicentenario que le otorgó el año pasado el Congreso Nacional.

– ¿Qué opina del reconocimiento de la Academia de Bellas Artes?

“Estoy muy contento, orgulloso y agradecido, porque la Academia está compuesta por las personas más respetadas y más queridas del medio. Además, lo siento como un premio a la trayectoria, como artista y como académico”.

– ¿Cómo armó esta exposición?

“La verdad es que se fue formando con el tiempo, porque tenía fecha para presentarla en ese espacio hace casi diez años. Lo que ocurre es que la fui postergando, porque quería hacerlo muy bien. Incluye obras hechas en 1973 hasta la fecha. Y valió la pena la espera, porque el resultado fue óptimo”.

– Tanto, que lo premiaron…

“Así es. Esta colección buscaba traer a la memoria etapas quizás olvidadas para algunos y desconocidas para las nuevas generaciones. Esto lo explico por el éxito impensado de la producción de una fracción de mi obra (correspondiente a los últimos diez años) y relacionada a paisajes aparentemente más realistas. Este premio es volver a conocer la obra, es un “reconocer”.

TRAYECTORIA

No es antojadizo que José Basso se refiera a esta exposición como un “volver a conocer” su obra, pues hubo un tiempo que literalmente desapareció de la escena de Santiago, debido a sus compromisos con galerías de Estados Unidos, que acogieron su trabajo desde hace varios años. A lo largo de su carrera ha participado en innumerables exposiciones colectivas e individuales y se ha adjudicado becas que lo han llevado al extranjero en diversas ocasiones.

La colección retrospectiva de Basso incluye diversas líneas de lenguaje. Allí figuran dibujos, pinturas, fotografías, instalaciones y grabados, que contienen un elemento que siempre está presente: la línea horizontal, la línea de lo geométrico, que en las primeras épocas se expresaba en pinturas muy abstractas, luego en gráficas negras (cargadas de connotación política), fotografías e instalaciones.

Usted ha desarrollado una importante carrera como docente de la Universidad de Playa Ancha ¿Se siente más académico o artista?

“Es una mezcla de ambas cosas, aunque desde el principio fui artista, incluso antes de entrar a estudiar. Luego todo se entremezcla, porque uno se va retroalimentando con los alumnos”.

DESDE LA INFANCIA

– ¿En qué momento se percató que tenía habilidades artísticas?

“Desde muy niño, siempre estaba dibujando. Antes de aprender a leer, ya dibujaba. De todos modos, mi decisión de trabajar en la pintura vino mucho después. Primero cultivé la música (el jazz), y luego me entregué de lleno a las artes plásticas y entonces entré a estudiar”.

– Su trayectoria es amplia y mundialmente reconocida, pero ¿se siente profeta en su tierra?

“Sí. Es bueno ser valorado en su lugar de origen y luego salir. Eso me ocurrió a mí y me tiene contento, porque hay quienes lo viven al revés”.

– ¿Y pensó en irse del país, tal vez para buscar mejores oportunidades?

“Sí. He estado en muchos países, pero nunca me decidí. Concretamente, tuve la posibilidad de quedarme en París en 1982, pero tuve un encuentro con José Balmes (a quien yo admiraba mucho), y le hice la consulta sobre irme a vivir allá. Él me dijo claramente que uno siempre va a ser un extranjero allá. Hasta hoy le agradezco el consejo”.

– ¿Nunca se arrepintió?

“Tal vez en la década del ‘90, pero justo en ese momento, las cosas cambiaron y mi obra comenzó a ser considerada en Estados Unidos. Entonces me di cuenta que desde mi país también podía salir al mundo con mis creaciones, cosa que hago hasta el día de hoy”.

La obra de José Basso está presente en colecciones y galerías de Chile y el extranjero. Algunas de ellas se encuentran en el Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago; de la Solidaridad Salvador Allende, Santiago; de Artes Visuales, Santiago; Hara Tokyo & Nagoya, Japón; Rayo, Colombia; y del Grabado Latinoamericano, San Juan, Puerto Rico.

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